sábado, 12 de junio de 2010

ARTIGAS Y YEGROS. ORIGENES DEL PACTO FEDERAL EN LA REGIÓN PLATENSE

Pedro Juan Caballero.


Fulgencio Yegros.


José de Artigas (por J. M. Blanes).




Por Alberto Umpiérrez




Pacto de sangre


Cuando llegan a Asunción del Paraguay las noticias sobre la captura de Buenos Aires por los ingleses invasores, nadie pone en duda la necesidad de acudir inmediatamente en apoyo y defensa de las ciudades costeras del Río de la Plata. Con 848 jóvenes voluntarios se forman varios Regimientos de milicias de caballería, los cuales al mando del propio Gobernador del Paraguay don Bernardo de Velasco y Huidobro, parten río abajo. Puestos a las ordenes del Comandante General Santiago de Liniers participan en la reconquista de Buenos Aires en agosto de 1806, enarbolando por primera vez una bandera tricolor (azul, blanca y roja) que las distingue.
Luego cruzan a Montevideo para reforzar su defensa, participando heroicamente en los combates del Buceo y Cardal en enero de 1807, donde las huestes paraguayas sufren más de 500 bajas entre muertos y heridos. Uno de los heridos graves es el Teniente Fulgencio Yegros, de la Segunda Compañía al mando del Capitán Juan Manuel Gamarra, y su salvador en pleno fragor de la batalla, es el Ayudante Mayor de Blandengues José Gervasio Artigas. En la Capilla de Las Piedras los sobrevivientes de los regimientos de blandengues y paraguayos se reorganizan para hostigar al enemigo británico en guerrillas. Fulgencio Yegros logra salvar su vida milagrosamente después de una operación quirúrgica que le extrae la bala del pecho con una tijera, y permanece convaleciente debido a la enorme pérdida de sangre.
También participaron en esa expedición paraguaya combatiente los Alfereces Fernando de la Mora y Pedro Juan Caballero, que formarían luego junto con Fulgencio Yegros y Gaspar Rodríguez de Francia la primera Junta Gubernativa del Paraguay, enarbolando otra vez la gloriosa bandera tricolor como símbolo de Libertad y Soberanía.




La revolución paraguaya


El 25 de Mayo de 1810 se crea en Buenos Aires la Junta de Gobierno que decide deponer al Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y asumir el gobierno de todo el Virreinato del Río de la Plata. La mayoría de las ciudades adhieren al nuevo gobierno, pero en Paraguay, el Congreso reunido en Asunción el 24 de julio de 1810 resuelve no adherir al movimiento revolucionario porteño, pero manteniendo el contacto con Buenos Aires a la espera de nuevas definiciones.
Por respuesta la Junta porteña resuelve romper relaciones con el Paraguay y forma un pequeño ejército a órdenes de Manuel Belgrano para imponer por la fuerza su autoridad, suponiendo que la sola amenaza provocará la sumisión de los paraguayos. Pero ocurre lo contrario, el pueblo paraguayo cierra filas con su gobierno en defensa de su “Soberanía Particular”, derrotando al ejército de Belgrano en Paraguari (19/1/1811) y en Tacuarí (9/3/1811), negociándose allí la retirada de las fuerzas argentinas.
Las negociaciones entre Manuel Belgrano y los jefes militares paraguayos continuaron, transformándose en acción propagandística pacífica y amistosa que ahora sí, por las buenas, tuvo el efecto deseado. El 14 de mayo de 1811 se forma una Junta de Gobierno en Asunción desplazando al Gobernador Velasco, el cual es acusado de mantener vínculos antipatrióticos con los portugueses que ya están preparándose para invadir el Río de la Plata en defensa de su aliado colonialista europeo.




El Tratado entre Buenos Aires y el Paraguay


Como consecuencia de la insurrección en la Banda Oriental, el triunfo de Las Piedras, la revolución paraguaya y el sitio de Montevideo, en julio de 1811 se produce la tan temida y esperada invasión portuguesa. El General Diego de Souza al frente de 3.000 hombres cruza la frontera y para el 30 de agosto logran conquistar la ciudad de Paysandú. Esta misma fecha llega a Asunción una comunicación oficial de Buenos Aires reconociendo la Independencia de la Provincia del Paraguay.
Frente a la desesperante situación se crea en setiembre el primer Triunvirato en Buenos Aires, integrado por Manuel de Sarratea, Juan José Paso y Feliciano Chiclana, actuando como secretario Bernardino Rivadavia. Se establecen dos cursos de acción: por una parte procuran negociar un armisticio con los realistas de Montevideo, y por otra envían a Manuel Belgrano al Paraguay procurando involucrarlos en una acción militar conjunta contra el invasor.
El 12 de Octubre de 1811 se firma en Asunción el Tratado de Amistad y Confederación entre las Juntas Gubernativas del Paraguay y Buenos Aires, que dice, entre otras cosas que: “bajo de estos artículos deseando ambas partes contratantes estrechar más y más los vínculos y empeños que unen, y deben unir ambas Provincias en una federación y alianza indisoluble, se obliga cada una por la suya no solo a conservar y cultivar una sincera, sólida y perpetua amistad, sino también de auxiliarse y cooperar mutua y eficazmente con todo género de auxilios según permitan las circunstancias de cada una, toda vez que lo demande el sagrado fin de aniquilar y destruir cualquier Enemigo que intente oponerse a los progresos de nuestra justa Causa, y común Libertad; en fe de todo lo cual con las más sinceras protestas de que estos estrechos vínculos unirán siempre en dulce confraternidad a esta Provincia del Paraguay, y las demás del Río de la Plata...”




Traición y Armisticio


Por medio de esta Confederación, la Junta de Buenos Aires lograba el auxilio inmediato del ejército paraguayo, que entonces contaba con 7.000 soldados veteranos y aguerridos. Pero, el Honorable gobierno de Buenos Aires prefiere entregar la Provincia Oriental transando con el enemigo, antes que claudicar en sus pretensiones hegemónicas y autoritarias, creando el antecedente de un Tratado de Confederación con el Paraguay. Por tanto, deja sin efecto el acuerdo firmado por Belgrano, y firma a su vez el Armisticio con los españoles el 23 de Octubre de 1811.
Con toda razón José Artigas, designado Jefe de los Orientales, se siente traicionado, y al emprender junto con todo su Pueblo el éxodo hacia el Ayuí, escribe a su amigo Fulgencio Yegros, a la sazón Presidente de la Junta Gubernativa del Paraguay, pidiéndole auxilios alimenticios para toda la gente que masiva y espontáneamente había abandonado buena parte de sus pertenencias al abandonar transitoriamente su Patria.
Desde el Ayuí sigue en contacto fluido con la Junta del Paraguay, directamente y a través del Capitán Francisco Laguardia, quien llegará al campamento de Artigas el 25 de febrero de 1812 para servir de enlace oficial. Más tarde, ese mismo año, escribe Artigas a la Junta Gubernativa del Paraguay:
“Todo esto era preciso para hacer la última prueba de los orientales, porque ellos muy lejos de arredrarse en el seno de los males hoy, es que hacen el alarde prodigioso de su constancia y que en odio a toda clase de tiranía, ofrecen a su dignidad el obsequio más propio, prosternando sus vidas a la extenuación de sus miserias, antes de ofender el carácter sagrado que vistieron, envueltos en el polvo y sangre de sus opresores.
“Esa corporación ilustre, representativa de un pueblo igualmente libre y grande, es ahora el objeto de todas nuestras miras. Si la adversidad nos persigue, si no se halla un medio debido entre el oprobio y la muerte, y si el carro del despotismo ha de marchar de nuevo delante de nosotros, vuestra señoría, en la dignidad de sus sentimientos, halla el cuadro de los nuestros: nuestra unión hará nuestra defensa, y una liga inviolable pondrá el sello a nuestra regeneración política.
“Entre tanto, vuestra señoría tenga la dignación de manifestarme sus determinaciones y los proyectos a que le decidan sus miras liberales, no dudando en todo tiempo la provincia inmortal del Paraguay se ornará de los laureles que el templo de la grandeza reserva a la constancia de los hombres verdaderamente libres.
“Tengo el honor de ser de vuestra señoría atentísimo venerador. Barra del Ayuí, en la costa oriental del Uruguay, 21 de setiembre de 1812. José Artigas.”





El aislamiento paraguayo y la derrota artiguista


En febrero de 1814 se crea la Presidencia de la República del Paraguay, cargo que ocupa Gaspar Rodríguez de Francia hasta que decide transformarse en dictador supremo pocos meses después, hasta su muerte ocurrida en 1840. El Dictador Francia establece una política de estricta neutralidad frente a los conflictos regionales, dejando consecuentemente de apoyar a las milicias artiguistas. Cuando Artigas, ya derrotado en Tacuarembó y perseguido por Ramírez en 1820, busca apoyo en su viejo amigo Fulgencio Yegros, el Dictador Francia intercepta la correspondencia y ordena arrestar a todos los implicados en la conspiración. Fulgencio Yegros es fusilado el 17 de julio de 1821 y Pedro Juan Caballero se suicida en su celda.
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