viernes, 25 de diciembre de 2009

SARMIENTO, QUIROGA Y EL DÍA DE LOS MUERTOS

Mausoleo que guarda los restos de Facundo Quiroga.


Domingo Faustino Sarmiento.



Asesinato de Facundo Quiroga.
                                         


            Por Sandro Olaza Pallero


     
      Afirma Ernesto Romano que “el periodismo es fenómeno moderno, simpatiza y atenta contra el arte a un mismo tiempo; una nueva e híbrida forma de escribir y leer: premura, improvisación, citas erradas, cifras que se inventan, eco y ecolalia”. El periodismo es el género degenerado de Domingo Faustino Sarmiento, y su Facundo, por partida doble, la primera obra maestra de la literatura y periodismo americano. Para Sarmiento el culto de los muertos el origen de la civilización. 
       Los ancestros, sacralizados por la muerte, protegen desde su magra tumba la ciudad, son sus jefes y sus dueños. Hace suyo el oráculo de la Pitia: “Honra con culto á los jefes del país, los muertos que moran bajo la tierra”.
       Según Ricardo Rojas, Sarmiento “sentía la devoción de los camposantos y en sus viajes visitaba los cementerios”. Iba a la Recoleta todos los años –ahí se encontraba su hijo Dominguito caído en combate en la guerra contra los paraguayos-, el día de los muertos y escribió artículos sobre ello, donde se puede apreciar un fondo religioso cristiano con reminiscencias egipcias y una cierta idea pagana de la gloria. 

      Hay en el sanjuanino una concepción geológica del desenvolvimiento del espíritu en la historia, que abarca por analogía la estructura de la mente humana. Historia y alma crecen por sedimentación, por acumulación de capas sucesivas. Nada muere de manera absoluta, y todo perdura latente y dispuesto a ser invocado desde su oscuro sustrato. Tierra, hombre e historia comparten idéntica estructura terrena: la patria.   El 4 de noviembre de 1885, en el periódico El Debate, Sarmiento escribió un artículo titulado “El Día de los Muertos”, interesante pieza literaria. Realiza una serie de meditaciones con ironías y se refiere a la diferencia de estaciones con Europa –allí es primavera cuando aquí es otoño- y dice: “Y entre las flores y los perfumes de la primavera, el día que vuelven alborozadas las ausentes golondrinas quisiéramos por tradición llorar a los muertos: pero la naturaleza que es nuestra guía, nos invita a sonreír y enjugar las lágrimas, como niño a quien los besos de su madre distrae de la efímera pena del momento. Honramos pues la memoria de los nuestros a la manera de los griegos, cuyo Dios Supremo sonreía y siempre jovialmente, es decir, divinamente, como Aquiles lloraba el cadáver de su amigo bailando desnudo en torno de la pira de Patroclo…Sabed que ese cementerio es la patria con cuerpo y alma, la patria de ahora, la patria de entonces, la patria de mañana. Allí volvemos a estar todos juntos…Por ahora los árboles dejan ver la galería que da entrada a la mansión de los muertos y cuya arquitectura nos lleva a los mejores tiempos de las Bellas Artes. Por entre sus columnas se divisan ya, antes de entrar, urnas cinerarias, sepulcros, columnas y sarcófagos y la bella estatua del Dolor, que vela gimiendo sobre la tumba de Facundo, a quien el arte literario más que el puñal del tirano, que lo atravesó en Barranco Yaco, ha condenado a sobrevivirse a si mismo y a los suyos, a quienes no transmiten las responsabilidades de la sangre. El Dante puede mostrar a Virgilio este león encadenado, convertido en mármol de Paros y en estatua griega, porque del otro lado de la tumba, todo lo que sobrevive debe ser bello y arreglado a los tipos divinos, cuyas formas revestirá el hombre que viene. He aquí, me decía un joven Arce, pariente de Quiroga, como yo llevo la toga y la clámide del griego y no la túnica ni dalmática del bárbaro. Podría decirle a mi vez que mi sangre corre ahora confundida en sus hijos con la de Facundo y no se han repelido sus corpúsculos rojos, porque eran afines. Quiroga ha pasado a la historia y revista las formas esculturales de os héroes primitivos, de Ayax y Aquiles”.



Bibliografía:


“El Día de los Muertos. Un artículo periodístico de Sarmiento con reflexiones sobre el mausoleo de Quiroga en la Recoleta”, en Ambas Américas. Revista de Educación, Bibliografía y Agricultura n° 7, Buenos Aires, Septiembre de 1995.
ROJAS, Ricardo, El profeta de la pampa. Vida de Sarmiento, Buenos Aires, Editorial Losada, 1945.
ROMANO, Ernesto, “La commedia argentina”, en Proyecto Sarmiento. Obras Completas en Internet (http://www.proyectosarmiento.com.ar/ )

sábado, 19 de diciembre de 2009

EL PROYECTO DE MONARQUÍA INCAICA DE MANUEL BELGRANO

Niño Jesús Inca (autor anónimo S. XVIII).
Los funerales de Atahualpa (por Luis Montero).


Manuel Belgrano y la jura de la bandera.



Por Sandro Olaza Pallero



      Juan Bautista Alberdi criticó a la clásica obra de Bartolomé Mitre sobre Manuel Belgrano. Sin embargo, la palabra de Mitre tenía demasiada autoridad para ser puesta en duda. Alberdi expuso una suerte de revisión en la historia argentina en su libro sobre la monarquía en América.
     No era hombre de archivos, pero, como recordó en esta publicación, de niño se había sentado en las rodillas del general Belgrano. El prócer era amigo de su padre y entretenía al niño Juan Bautista con los cañoncitos de juguete que servían para planear las maniobras sobre una mesa.
      Señala el tucumano que Mitre había tratado de quitar importancia a las ideas monárquicas de Belgrano, y llamó errores pasajeros o desvíos intrascendentes a los esfuerzos de éste a favor de una monarquía. Alberdi explicaba como había dos maneras de escribir historia. Una era una especie de mitología política, una historia forjada por la vanidad, y otra según los documentos. Era indudable que en la Argentina no podía cultivarse una historia de verdades y sólo debía difundirse una historia de glorificaciones. La doble leyenda negra americana y europea en contra de España había alcanzado su máxima expresión.
    Alberdi entró de lleno en el tema de las ideas monárquicas. Durante mucho tiempo se presentó a los notorios monárquicos como unos hábiles simuladores. Todo había sido en ellos una simulación: fidelidad a Fernando VII, monarquismo, búsqueda de príncipes o reyes en Europa, etc. Señalaba Alberdi que Belgrano luchó por la Independencia y por la monarquía.
    En 1808 trató de imponer a la infanta Carlota Joaquina, hermana de Fernando; por 1814 quiso traer a reinar a Francisco de Paula, y en 1816 pensó en un descendiente de los Incas. Belgrano y José de San Martín no pudieron instalar una monarquía por la oposición de la Europa realista.
    La república se inauguró por sí misma, como resultado de ese hecho. Las palabras con que Mitre juzgaba el monarquismo de Belgrano eran “fluctuación de las ideas políticas sobre la forma de gobierno”, “extravío momentáneo en sus convicciones políticas”, “error pasajero”, etc.
    Según Alberdi, Belgrano pensaba como el conde de Aranda en tiempos de Carlos III y como lo practicó Brasil, que había llegado a ser el estado más poderoso de América después de los Estados Unidos. No era un crimen el monarquismo de los padres de la patria.
  Belgrano fue un fervoroso monárquico. Quería una independencia que había consistido en un país inmensamente más extenso que la actual República Argentina.
   Mitre dijo que San Martín no era contrario al establecimiento de un régimen monárquico: “Y aunque republicano por inclinación y por principios, consideraba muy difícil y poco fructífero, ya que no imposible, el establecimiento de un orden democrático; porque pensaba con Belgrano, que faltaban elementos sociales y materiales para constituir una república, y que con un monarca era más fácil consolidar el orden, fundar la independencia y asegurar la libertad, conquistando por el hecho alianzas poderosas en el mundo, y neutralizar a la vez el antagonismo del Brasil. Así es que, no estaba distante de captar la combinación de la aceptación de la restauración de la casa de los Incas; pero no como un fin, sino como un medio, organizando bajo sus auspicios una regencia unipersonal, que rodease a la autoridad de más facultades y de más prestigio, por manera que no importara la innovación otra cosa sino el cambiar la denominación de Director Supremo, por la de Regente del reino”. El imperio habría abarcado seis repúblicas actuales: Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Chile y Perú.
    Ricardo Levene afirmó que “el Congreso de Tucumán se ocupó del problema fundamental de la organización nacional, pero desde sus comienzos no pocos de sus miembros revelaron su preferencia monarquista, explicable por las razones imperantes entonces en Europa”.
    La caída del director Carlos María de Alvear puso fin a la vida de la logia Lautaro, ahogada por las turbulencias internas que vivía desde la separación de San Martín. Tomás Guido, poco después echó los cimientos de la segunda logia Lautaro, cuyo miembros constituían el partido “congresista”, sostenedor del gobierno que surgiera del Congreso de Tucumán. En una carta de Guido a San Martín del 6/IV/1816, le decía: “Dígame con franqueza cómo va el Establecimiento de Educación en esa, pues yo temo que si no se dirige bien, no prospere ese utilísimo establecimiento”. 

   Según Martín V. Lazcano, “la nueva logia Lautaro (a) “Establecimiento de Educación”, o de “Educación Pública”, o de “Matemáticas”, estaba ya funcionando desde antes del 6 de abril; o sea: con un mes de anterioridad al nombramiento de Pueyrredón (3 de mayo)”. Cabe destacar que el salteño José de Moldes compitió en la candidatura a director con Juan Martín de Pueyrredón.
    Moldes había integrado la Junta de Diputados de los pueblos y provincias de la América Meridional (1793), creada por el ilustrado Pablo de Olavide. Integrada por otros patriotas americanos como José y Francisco Gurruchaga, Servando T. de Mier, Juan P. de Montúfar, Antonio Nariño, etc., tuvo como objetivo cooperar a los esfuerzos del general Francisco de Miranda a fin de acabar con la opresión española.
     No se debe olvidar que el masón Miranda, no creía compatible el estado social de sus compatriotas con el planteamiento de una democracia pura. En su plan de independencia de las colonias españolas americanas presentado a Guillermo Pitt en 1790 y reiterado en 1798, proponía un gobierno incaico constitucional.
     Algunas de sus cláusulas eran: “El Poder Ejecutivo sería delegado a un Inca hereditario, con el título de Emperador…La Alta Cámara compuesta de senadores o caciques vitalicios, nombrados por el Inca, y la Cámara de los Comunes escogida, por todos los ciudadanos del Imperio, había de tener atribuciones semejantes a la del Parlamento Inglés…El Inca nombra a los ministros del Poder Judicial, cuyos cargos son vitalicios…Dos censores, elegidos por el pueblo, confirmados por el Emperador, y encargados de velar por las costumbres de los senadores y de la juventud”.
   Guillermo Furlong vierte un juicio elogioso sobre el Congreso de Tucumán: “Hoy nadie pone en tela de juicio la inmensa superioridad de ese Congreso sobre la Asamblea de año 13, por el temple político, por la fijeza de propósitos y por la claridad de vista de aquellos congresales sobre los desorbitados asambleístas, desconocedores en un todo del país en que se vivía y de las exigencias de la revolución”.         Destaca Dardo Pérez Guilhou que para algunos historiadores, las ideas políticas de los congresales fueron  errores sobre el cual hay que echar un indulgente manto de olvido en aras del gran mérito que tuvieron al declarar la independencia.

    Así se han querido resaltar personajes que han sido considerados como “republicanos”, es decir Santa María de Oro, Tomás Godoy Cruz y Tomás de Anchorena. La visita que hizo Belgrano a los congresales el día 6 de julio de 1816, invitado con el objeto de informar en la sesión secreta sobre lo observado en Europa en cuanto a formas de gobierno y su opinión al respecto, es la que sirve de punto de partida para el debate del espinoso problema vinculado a la solución política que el país requería.
     La exposición del general abarcaba el siguiente temario:
   1º) Que toda la revolución de América había perdido prestigio y toda posibilidad de apoyo entre los poderes de Europa por “su declinación en el desorden y anarquía continuada por tan dilatado tiempo”.
    2º) “Que había acaecido una mutación completa de ideas en Europa en los respectivo a forma de gobierno. Que como el espíritu general de las naciones, en años anteriores, era republicarlo todo, en el día se trataba de monarquizarlo todo”.
    3º) Que “en su concepto la forma de gobierno más conveniente para estas provincias sería la de una monarquía temperada; llamando la dinastía de los Incas por la justicia que en sí envuelve la restitución de esta Casa tan inicuamente despojada del trono” y el entusiasmo general con que sería acogida por los habitantes del interior.
    El 21 de julio, el diputado Medrano hizo notar que en el acta de emancipación del día 9 donde decía “independiente de los reyes de España, sus sucesores y metrópoli”, debía agregarse “y de toda otra dominación extranjera, hasta con la vida, haberes y fortuna”, para acabar con las calumnias que se decía de entregarse el Río de la Plata al rey de Portugal. Destaca Vicente Fidel López que el Congreso adoptó la indicación “porque aunque había muchos diputados (la mayor parte) decididos a seguir las insinuaciones del general Belgrano en favor de la monarquía incana, se creyó que esa adición no contrariaba el proyecto de erigir como casa reinante a la familia de los incas, de la que se decía que andaba por el Perú un indio viejo que era vástago genuino y notorio de Túpac-Amaru, aquel que en 1782 había sido destrozado a cuatro caballos en el Cuzco”.
      En esos tiempos críticos, la causa de la Independencia estaba casi perdida en el continente americano. Así habían sido reconquistadas para la causa realista: Chile (1814), México (1815), Nueva Granada y Venezuela (1816), asimismo había fracasado una revolución encabezada en el Perú por el cacique brigadier Mateo Pumacahua quien fue ajusticiado.
       Volvía Fernando VII a restaurar su dominio a sangre y fuego, tanto en la península como en sus dominios americanos. En una carta de Belgrano a Martín de Güemes fechada en Tucumán el 9/IX/1816 le expresaba: “Tiempos ha que sabía yo el proyecto de la venida de las tropas españolas para Lima y precisamente en el correo anterior he recibido una carta de Bordeaux en que se me avisa la salida de dos mil hombres de Cádiz con aquel intento pero no me dicen si van por Portobello o por el Cabo; por el primero fue el pensamiento de Goyeneche, y a la verdad es el más fácil. Aseguro a Ud. que si lograra aumentar el ejército y los arbitrios que me prometo para el sustento y cabalgaduras, prevendría los movimientos de los enemigos y excusaría la sangre que después nos ha de costar echarlos del Perú”.
A los pocos días de realizado el trascendental acto de la declaración de la independencia, comienza el debate “sobre el más interesante punto de cuantos pueden ofrecerse al Soberano Congreso”. El diputado por Catamarca, Azevedo, dio principio la controversia el 12 de julio, sosteniendo la forma “monárquica temperada en la dinastía de los Incas y sus legítimos sucesores, designándose desde que las circunstancias lo permitiesen para sede del gobierno la misma ciudad del Cuzco".
       Esta moción fue apoyada en principio, pero se propone se debata más explícitamente en sesiones futuras. Los días 15, 19, y 31 de julio y 5 y 6 de agosto discutieron los diputados Oro, Serrano, Pacheco, Castro Barros, Rivera, Loria, Thames, Godoy Cruz, Malabia y Anchorena.

        Los representantes que sostenían la monarquía inca eran: Azevedo, Pacheco, Castro Barros, Rivera, Loria, Thames y Malabia. Afirma Pérez Guilhou que la mayoría de ellos se adhiere a la forma monárquica temperada, sosteniendo unos la candidatura del Inca y otros combatiéndola, sin especificar la posible casa reinante.
         Se destaca entre los partidarios de la monarquía incaica el diputado Castro Barros que: “pronuncia un prolijo razonamiento a favor del gobierno monárquico constitucional, por haber sido el que dio el Señor a su antiguo pueblo, el que Jesucristo instituyó en su Iglesia, el más favorable a la conservación y progreso de la religión católica y el menos sujeto a los males políticos que afectan ordinariamente a los otros; sostiene las ventajas del hereditario sobre el electivo, y las razones de política que había para llamar a los incas al trono de sus mayores, despojados de él por la usurpación de los reyes de España”. Corresponde señalar las fundadas exposiciones de Serrano, que al mismo tiempo que niega la dinastía incaica, se pronuncia en contra del régimen federal.
       Dice que: “habiendo analizado las ventajas e inconvenientes de un gobierno federal que había deseado para estas provincias, creyéndole el más a propósito para su felicidad y progreso, en la actualidad, después de una seria reflexión sobre las circunstancias del país, la necesidad del orden y la unión, la rápida ejecución de las providencias de la autoridad que preside la Nación, y otras consideraciones, creía conveniente la monarquía temperada, que conciliando la libertad de los ciudadanos y el goce de los derechos principales que se reclaman por los hombres en todo país libre con la salvación del territorio en lo lamentable de la presente crisis, traía envuelta en sí una medida convenientísima al mismo objeto”.
       El padre Oro a quien se le atribuye un pensamiento republicano, en la sesión del 15 de julio, al ver inclinados los votos de los representantes a adoptar el sistema monárquico constitucional, expuso que para proceder a declarar la forma de gobierno era preciso consultar previamente a los pueblos, y que en caso de resolverse sin ese requisito se le permitiera retirarse del Congreso. Se afirma en la idea del dudoso republicanismo del sacerdote sanjuanino la circunstancia de que, en la oportunidad de su designación como diputado al Congreso, se manifestó dispuesto a cumplir con las insinuaciones y órdenes de San Martín, siendo éste uno de los que más influyó para imponer la monarquía en el Plata.
         En segundo lugar, su presumible republicanismo se ve desvirtuado por sus actuaciones posteriores. Así, el 4 de septiembre adhirió a la entronización de la monarquía en el Río de la Plata, en las instrucciones reservadas que llevó el representante del Congreso, Miguel Irigoyen, para tratar con el jefe de la expedición portuguesa general Federico Lecor.
        Respecto del diputado Anchorena sus opiniones sobre el proyecto incaico diferirán treinta años después. En carta a su hermano del 12/VII/1816 le manifiesta: “Recibo muchas expresiones de Belgrano que llegó a ésta hace días. Ayer ha marchado Pueyrredón que debe verse con San Martín en Córdoba…Ya sabrás que se acordó publicar nuestra independencia por medio de un manifiesto que se ha encargado a Bustamante, Medrano y Serrano. Se trata de la forma de gobierno, y está muy bien recibida en el Congreso y pueblo la monarquía constitucional, restituyendo la casa de los Incas. Las tres ideas han sido sugeridas y agitadas por Belgrano, y los que están impuestos de las relaciones exteriores las consideran muy importantes. Lo que no tiene duda es que, si se realiza el pensamiento, todo el Perú se conmueve, y la grandeza de Lima tomará partido en nuestra causa, libre ya de los temotes que le infundía el atolondramiento democrático”.
          Tres décadas más tarde, con un miraje distinto y despectivo respecto de la persona del candidato nativo y de las provincias, el federal Anchorena en carta a Juan Manuel de Rosas del año 1846, dirá: “Nadie se ocupaba del sistema republicano federal, porque todas las provincias estaban en tal estado de atraso, de pobreza, de ignorancia y de desunión entre sí, y todas juntas profesaban tal odio a Buenos Aires, que era como hablar de una quimera discurrir sobre el establecimiento de un sistema federal…Los diputados de Buenos Aires y algunos otros más nos quedamos atónitos, en lo ridículo y extravagante de la idea de proclamar por rey a un vástago del Inca; idea que entusiasmó a toda la cuicada, y una multitud considerable de provincianos congresales y no congresales: monarca de la casta de los chocolotes, cuya persona, si existía, probablemente tendríamos que sacarla borracha y cubierta de andrajos de alguna chichería”.
             Manifiesta Adolfo Saldías que lo de color de chocolate a que se refería Anchorena “no condecía con la fantasía monárquica que llegó hasta hermosear al presunto monarca Incano, divagando acerca de la belleza que distinguía a los de su estirpe. Conversando yo un día con el malogrado peruano Montero, autor del soberbio cuadro de los Funerales de Atahuallpa, quien sobre los estudios que había emprendido tuvo ocasión de seleccionar sus modelos en los descendientes de las viejas familias de indios del Perú, manifestóme que había tropezado con grandes dificultades para terminar su cuadro en Roma, porque le faltaba un modelo indispensable. Paseando por Civitavechia dio con una joven esbelta y bien contorneada, de ojos negros, nariz fina y recta, óvalo casi perfecto y tez achocolatada, la cual encuadraba en un todo con la fisonomía de los que había adoptado como modelos. Fue ella la que sirvió para pintar la india que pugnando entre los soldados por llegar al ataúd del Inca, ha caído sobre una de sus rodillas contenida de los cabellos por un oficial español. Los habitantes de Buenos Aires pudieron juzgar de lo apropiado del vocablo de Anchorena, por trivial que sea la observación, en presencia de Juan Bautista Túpac Amaru, descendiente del Inca, que llegó a Buenos Aires en el año de 1822, y quien como una gota de agua a otra, era igual a cualquier gaucho de las campañas de Santiago del Estero ribereños del Salado, donde se conservan todos los perfiles de esa raza”.
     Hay que recordar que el general Güemes en su proclama a sus compañeros de armas, reproducida por “El Censor”, el 12/IX/1816 decía entre otras cosas: “En todos los ángulos de la tierra no se oye más voz que el grito unísono de la venganza y exterminio de nuestros liberticidas. ¿Si estos son los sentimientos generales que nos animan, con cuanta más razón lo serán cuando, restablecida muy en breve la dinastía de los Incas, veamos sentado en el trono y antigua corte del Cuzco al legítimo sucesor de la corona? Pelead, pues, guerreros intrépidos, animados de tan santo principio; desplegad todo vuestro entusiasmo y virtuoso patriotismo, que la provincia de Salta y su jefe vela incesantemente sobre vuestra existencia y conservación”.

      Un problema para los partidarios de la monarquía inca fue que Juan Bautista Condorcanqui, el principal candidato a ocupar el trono, estaba preso en Ceuta desde 1782. Otros miembros de la familia real fueron masacrados como consecuencia de la derrota revolucionaria. Razón no les faltaba a los diputados monárquicos que no sostenían la candidatura incaica. A pesar de que había otros patriotas americanos que llevaban la sangre imperial: José Miguel, Juan José y Luis Carrera –octavos nietos del Inca por su antepasada Barbola Coya Inca esposa de Garci Díaz de Castro-; José de Artigas –séptimo nieto del Inca, por línea de Beatriz Túpac Yupanqui, mujer de Pedro Álvarez Holguín-.
       Otros descendientes de los emperadores del Perú eran: Valentín Gómez –octavo nieto del Inca, por línea de Beatriz Túpac Yupanqui y Pedro Álvarez Holguín-. Sin embargo su condición de sacerdote le impedía tener descendencia. Lamentablemente la idea no alcanzó a concretarse y según Adolfo Saldías, únicamente el Sol –Inti- de los antiguos soberanos quechuas quedó estampado en la bandera de Belgrano.
     A fines de 1816 la candidatura inca fue reemplazada por la entronización de un miembro de la familia portuguesa. Desde 1818 otros candidatos fueron el príncipe de Luca y el duque de Orleáns.
Bernardino Rivadavia, a raíz de las noticias que le remitió Belgrano sobre el proyecto monárquico, le escribió a Pueyrredón expresándole su punto de vista al respecto, y éste a su vez se lo retransmitió a San Martín en carta del 8/III/1817: “Ayer he tenido comunicaciones de Rivadavia de 22 de febrero último en París. Dice que ha sido recibida con extraordinario aprecio la noticia de que pensábamos declarar por forma de gobierno la monarquía constitucional; pero que ha sido en proporción ridiculizada la idea de fijarnos en la dinastía de los Incas. Discurre con juicio sobre esto, y me insta para que apresure la declaración de la primera parte. Éste ha sido mi sentir, pero no sé si los doctores pensarán de un modo igual”.
    No se realizó la consulta a los pueblos y las discusiones continuaron, pero definitivamente la forma monárquica de gobierno no se aprobó de inmediato. Pero cuando se adoptó como recurso diplomático y como medio para dominar la anarquía, la batalla de Cepeda dio por tierra con el intento de implantar la monarquía, y triunfaron los caudillos con sus ideas republicanas y federales.


Bibliografía:


ALBERDI, Juan Bautista, La monarquía como mejor forma del gobierno en Sud-América, Buenos Aires, A. Peña Lillo, 1970.
GONZÁLEZ ARZAC, Alberto, Manuel Belgrano y las ideas monárquicas en el Río de la Plata, Buenos Aires, 2007. Trabajo inédito.
IBARGUREN, Carlos, “Tomás Manuel de Anchorena comenta el Congreso de Tucumán y los sucesos políticos de 1816”, en Historia n° 44, Buenos Aires, 1966.
LAZCANO, Martín V., Las sociedades secretas, políticas y masónicas en Buenos Aires, Buenos Aires, Edición del autor, 1927.
LEVENE, Ricardo, Manual de historia del derecho argentino, Buenos Aires, Kraft, 1952.
LÓPEZ, Vicente Fidel, Historia de la República Argentina, Buenos Aires, Kraft, 1913, V.
MITRE, Bartolomé, Historia de Belgrano, Buenos Aires, Suelo argentino, 1945.
PÉREZ GUILHOU, Dardo, Las ideas monárquicas en el Congreso de Tucumán, Buenos Aires, Ediciones Depalma, 1966.
RAVIGNANI, Emilio, Asambleas Constituyentes Argentinas, Buenos Aires, Peuser, 1937, I.
SALDÍAS, Adolfo, La evolución republicana durante la revolución argentina, Buenos Aires, Arnoldo Moen y Hno., 1906.

viernes, 18 de diciembre de 2009

INVASIONES INGLESAS: UN DIARIO ANÓNIMO DE LA TOMA DE BUENOS AIRES POR LOS INGLESES Y DE SU RECONQUISTA

Tercio de Gallegos y Voluntarios de la Unión (por Luis Beaufort).


Benito Lué y Riega.


Por Guillermo Palombo




Oficial de Artilleros de la Unión.
        
El Diario de la toma de esta ciudad por los ingleses y de su Reconquista (MUSEO MITRE: Armario E, Cajón 2, Pieza 1, Nº 13), que publicamos, está citado por ALBERTO MARIO SALAS en la bibliografía de su Diario de Buenos Aires, 1806-1807 (Buenos Aires, 1981, pág. 666). Ya lo había publicado PAUL GROUSSAC en la revista La Biblioteca, Año II, Tomo VI, Buenos Aires, 1897, págs. [460]-463. Pero la originalidad de su texto justifica su reimpresión. Dentro de su brevedad contiene datos interesantes sobre actos delictivos por parte de los soldados ingleses, el apresamiento en Perdriel de un desertor inglés de origen alemán, el apresamiento de inductores a la deserción, el juramento de fidelidad a S.M.B., la banda de música inglesa, la bandera y escarapela de los Voluntarios Patriotas de la Unión, el apresamiento del traidor Vicente Capelo y lo relativo al incidente sobre el presunto levantamiento de los prisioneros ingleses.




Diario de la toma de esta ciudad por los ingleses y de su Reconquista


AÑO 1806

JUNIO
El 21 de junio, vino Peña el Piloto a avisar que se avistaban diez buques por las inmediaciones de la Ensenada.
El 24 a la noche se presentaron enfrente de Buenos aires, en cuyo estado amanecieron el 25. Este día al mediodía se fueron aproximando a los Quilmes en donde se desembarcaron. A las cinco y media de este mismo día, partió la gente con el tren al mando del Inspector don Pedro Arce [sic], y durmieron del otro lado del puente de Gálvez.
26. La batalla de los Quilmes por la mañana y a la noche un choque los del Puente con un trozo de ingleses.
Día 27. Combate a las siete y media y a las tres y media o cuatro de la tarde, entraron al Fuerte. Esta noche, quitaron el reloj al doctor Molino Torres, un inglés que mandó castigar el inglés Beresford.
28. Esta noche hirieron a don Nicolás del Campo unos ingleses en el zaguán de su casa. A las 9 de la mañana se había izado la bandera inglesa en el Fuerte y salva en el Fuerte y barcos.
29. Se recibieron los ingleses del Parque y Almacenes de Pólvora.

JULIO
Día 5. Hizo el juramento la ciudad de guardar fidelidad al Rey de la Gran Bretaña. En este mismo día se pasó oficio al Obispo, Cabildo Eclesiástico, Colegios y demás comunidades por el conducto del Cabildo, quien convocaba a dichos cuerpos al expresado fin. Esta noche se sacramentó al Dr. Montero.
Día 6. Este día pasó el Obispo al Fuerte, a hacerle presente los inconvenientes que había para dicha diligencia. Sobre ese mismo asunto se hizo una junta en la tarde en casa del Obispo, a que concurrieron las cabezas de las comunidades y curas de la ciudad. A las oraciones murió el doctor Montero en la Recoleta adonde se acogió el día de la toma de la Plaza. Llegó la plata de Luján, y el tren que sacó el virrey y se había abandonado en el Monte de Castro.
12. Prendieron a San Ginés, cadete, y otros porque auxiliaban a los desertores ingleses.
19. Este día también tomaron un místico que entró en este puerto, en la persuasión que estaba por España: su principal cargamento constaba de aceite.
20. Se hizo en el Fuerte una salva general pero se ignora su motivo.
26. Se entregó la correspondencia del místico, que venía para los particulares.
27. Me vino a convidar a comer Campbell.
29. En este día salieron seiscientos ingleses con la música, de la Ranchería, bajaron formados por el Retiro, subieron por la Recoleta y se pusieron a hacer ejercicio en los Corrales de Miserere, de donde se retiraron a las once del día para el cuartel.
Es misma tarde hicieron la parada en la Plaza.

AGOSTO
Día 1. A las dos y media o tres de la mañana salió Beresford con setecientos hombres para el campo de Perdriel y seis piezas de tren. Amaneció el dicho ejército en las inmediaciones y a las 7 ú 8 de la mañana se rompió el fuego, que duró una hora, de cuyas resultas quedaron heridos tres o cuatro ingleses y uno nuestro que no entró en la refriega pero le tocó una bala por casualidad. El ejército se retiró a la tarde con seis o siete prisioneros y entre ellos un alemán, artillero desertor, que no se escapó por estar algo tomado.
2. Cortaron la pierna al español herido en la pantorrilla, por la gangrena.
4. Llegaron los nuestros a las Conchas por la mañana con Liniers.
5. 6. 7. Temporal de aguas en San Isidro en el cual salieron a tierra dos cañoneras de los ingleses.
8. Recogieron los cañones de dichos buques.
9. Caminó nuestro ejército desde San Isidro a pie hasta el potrero de la Chacarita del Colegio, adonde llegó a las oraciones en cuya hora disparó una pieza de artillería.
10. Se dijo misa en dicho sitio y concluida ésta se partieron para los Corrales de Miserere de donde expidieron a don Hilarión Quintana con la embajada al fuerte a las doce y media, a que no se contestó por hallarse Beresford inculcando al Obispo para que pusiese excomunión a los que tomasen las armas del pueblo. Luego al poco tiempo volvió y se le contestó que la suerte de las armas decidiría la empresa. A las cuatro y media de la tarde avanzaron al Retiro, rindiendo la guardia y a Beresford que se puso en fuga para el Fuerte cuando venía a atacar al enemigo. Luego se puso la bandera española en la plaza de Toros. Un oficial inglés que había puesto el general en la torre de la Compañía le avisó que eran tres mil los del Retiro, cuando no eran ni mil quinientos.
11. Prosiguieron las avanzadas de los nuestros. A las ocho de la mañana llegó Manuel Gaona conduciendo en dos carretas dos cañones de a 18 reforzados que se montaron en dos cureñas del Parque para las que formaron ejes nuevos por habérselos con precaución aserrado los días antes los ingleses.
A las once de la mañana empezaron a hacer fuego con uno de dichos cañones a una fragata inglesa que se hallaba en balizas, la cual contestó con balas de a 12 y una de las cañoneras inglesas. Este día por la mañana se incorporó el trozo de Blandengues que venía al cargo de Martínez y un cuerpo de voluntarios con una bandera blanca y colorada, con cuyo matiz se componía la escarapela de dichos soldados llamados de la Unión, con sus armas correspondientes. Siguió el fuego del Río hasta por la tarde. Esta noche se empezaron a formar los sacos a tierra para el avance del Fuerte, que quedaron formados el día del asalto.
12. Se tocó la generala a las 7 y a las 8 ½ segunda vez que fue la del asalto. A las doce la bandera parlamentaria. A la una de la tarde empezaron a rendir las armas en el Cabildo, quedando cuartel de prisioneros.
13. Pasaron los ingleses prisioneros, esto es la mitad al Retiro y la otra al corralón de la Cárcel. Se prendió a don Vicente Capelo.
14. Se enterraron los dos oficiales ingleses muertos en el Retiro, en el Parque de Artillería. Se hizo la Junta pública en cabildo para el Virrey y a la tarde se cantó el Te Deum, con salvas de todo el tren repartido en la plaza.
15. Misa de gracias en la Catedral.
23. El alboroto que se habían levantado los ingleses en el Retiro y entierro del Deán a la tarde. Este alboroto fue originado de las camaretas que se tiraron en el Socorro con una función que se hizo en acción de gracias las oyó un borracho, y fue alborotando el pueblo.

viernes, 11 de diciembre de 2009

OTAÑO

Guipuzcoanos (1843).


Escudo de armas del apellido Otaño.




Por Sandro Olaza Pallero






Apellido vasco originario de Guipúzcoa, significa ota (ote): argoma. También este apellido da nombre a un monte de la sierra de Aitzgorri, situado en Legazpi (Guipúzcoa). Escudo de armas: En azur, una banda de plata; otros en gules, dos manzanas de oro, puestas en faja.
Sus miembros probaron repetidas veces nobleza en San Sebastián (1478), Donostia (1764), Beasain (1794 y 1806). En 1545 Pedro de Otaño inició un pleito judicial al concejo y pecheros de Arnedo y Tudelilla (La Rioja).
La filiación seguida en Arama (1769) consta de 9 folios:


I. Ignacio de Otaño, natural de Beasain. Casado con Francisca de Ayesta, natural de Goiatz. Fueron padres de:
II. Eugenio de Otaño y Ayesta, casado con Ana de Arregui. Vecinos de Beizama. Fueron padres de:
III. Martín de Otaño y Arregui, natural de Beizama. Casado con María Micaela de Eleicegui y Arruebarrena, natural de Arama, hija de Martín de Eleicegui, natural de Gaintza, y de María de Arruebarrena, natural de Zaldibia. Fueron padres de:
1. Gregorio de Otaño y Eleicegui, natural de Arama.
2. Domingo de Otaño y Eleicegui, natural de Arama, vecino de Andoain.


Sus solares estaban ubicados en:
Otaño, en Beasain; Eleicegui, en Zaldibia; Arregui, en Azpeitia; Arruebarrena, en Zaldibia.


Otros miembros de esta familia fueron:
Gabriel de Otaño e Iduri, natural de Arnedo, bachiller en leyes por la Universidad de Oviedo, solicitó examen de abogado en 1798.
José Martín Otaño, científico español, fue autor de Del método en las ciencias físicas. Discurso leído en la Universidad central, tesis de doctorado de la Facultad de Ciencias de Madrid (1859), quien afirmó que: “Galileo y Newton marcando en el siglo científico dos puntos de los que el uno señala el principio y el otro el fin del todo del espacio que ha reconocido el método experimental y racional, han hecho pasar al hombre de la ignorancia mas profunda al conocimiento de las leyes de la naturaleza”.
Camilo Otaño, valiente soldado del batallón de Segorbe, fue herido en combate contra los marroquíes en Castilleja (1860).
Pedro Mari Otaño provenía, precisamente, de una familia de "bertsolaris" muy renombrada en Guipuzcoa. Nació el 26 de enero de 1857, mellizo con su hermana María Josefa, en Zizurquil, Guipuzcoa, y casó en San Sebastián con María Magdalena Alberdi.
Sus padres Juan Pedro Otaño y Juana Bautista Barriola; y sus bisabuelos Pedro Mari Otaño (llamado Errekalde Zarra) y Micaela Lasa, ambos bertsolaris. El hermano del bisabuelo, Don José Bernardo Otaño, era también bertsolari de renombre. Los Otaño de Errecalde constituían una nueva generación de bertsolaris, que surge al terminar la segunda guerra carlista (1876). Otaño militó en el partido liberal y se negó a combatir en la guerra carlista. De Errekalde Zarra, se conoce poco pero se conservan bastantes estrofas que él cantó en sitios públicos, recopilados por su pariente el sacerdote José Loinaz Otaño. Se estableció en Pehuajó (Provincia de Buenos Aires), murió en 1910.
Magdalena Louján Otaño, escritora de ciencia ficción, doctora en matemáticas y profesora en la Universidad Católica de La Plata. Fue una participante asidua en numerosos actos culturales vascos, mediante conferencias y charlas. Entre sus obras, se destaca Gu ta Gutarrak, un original cuento de ciencia ficción sobre el origen de la identidad vasca que le mereció el primer premio de la Segunda Convención de Ciencia Ficción de la República Argentina (1968). Mouján Otaño era nieta del conocido bertsolari vasco argentino Pedro Mari Otaño.
El padre José María Nemesio Otaño y Eguino, nació en Azcoitia en 1880 y falleció en San Sebastián en 1956. Compositor y musicólogo español, una de las figuras esenciales en la reforma de la música sagrada en España durante la primera mitad del siglo XX. A partir de 1939 fue nombrado director del Conservatorio Superior de Música de Madrid, al que aportó sus ideas pedagógicas renovadoras.
Celedonio Otaño, nació en Bilbao en 1912 y falleció en San Sebastián en 2003. Autor polifacético, él prefirió definirse como caricaturista, exiliado y olvidado tras su regreso a España a comienzo de los 80, su obra gozó del aprecio del público en Venezuela y en buena parte del continente sudamericano.
Luis Otaño Arcelus, nació en Rentería, el 25 de enero de 1934, ex ciclista español de la década de 1960. Ganador de 2 campeonatos en España y de 2º en la Vuelta ciclista a España (1964). Tras retirarse del ciclismo montó en 1969 una ferretería en su localidad natal.
Julio Otaño, abogado, profesor de historia e investigador, miembro del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas de San Martín (Provincia de Buenos Aires).


Fuentes:


Archivo del Ayuntamiento de Ordizia. Leg. 22. Exp. 6.
Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Sala de Hijosdalgo, Caja 166, 7. “Pleito de Pedro de Otaño, vecino de Tudelilla (La Rioja), con el concejo y pecheros de Arnedo y Tudelilla (La Rioja)”.
Archivo Histórico Nacional. Sección Consejos: Consejo de Castilla. Inventario de abogados de los Reales Consejos. Madrid, s.f. 8 tomos mecanografiados. “Gabriel de Otaño e Iduri, natural de Arnedo, bachiller en leyes por la Universidad de Oviedo, solicita examen de abogado”.
OTAÑO, José María, Del método en las ciencias físicas. Discurso leído en la Universidad Central por D. José María Otaño, al recibir la investidura de doctor de la Facultad de Ciencias, Madrid, 1859.
ZAVALA, Antonio, Bosquejo de la Historia del Bertsolarismo, San Sebastián, 1964.
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