Mausoleo que guarda los restos de Facundo Quiroga. |
Domingo Faustino Sarmiento. |
Asesinato de Facundo Quiroga. |
Por Sandro Olaza Pallero
Afirma Ernesto Romano que “el periodismo es fenómeno moderno, simpatiza y atenta contra el arte a un mismo tiempo; una nueva e híbrida forma de escribir y leer: premura, improvisación, citas erradas, cifras que se inventan, eco y ecolalia”. El periodismo es el género degenerado de Domingo Faustino Sarmiento, y su Facundo, por partida doble, la primera obra maestra de la literatura y periodismo americano. Para Sarmiento el culto de los muertos el origen de la civilización.
Los ancestros, sacralizados por la muerte, protegen desde su magra tumba la ciudad, son sus jefes y sus dueños. Hace suyo el oráculo de la Pitia: “Honra con culto á los jefes del país, los muertos que moran bajo la tierra”.
Según Ricardo Rojas, Sarmiento “sentía la devoción de los camposantos y en sus viajes visitaba los cementerios”. Iba a la Recoleta todos los años –ahí se encontraba su hijo Dominguito caído en combate en la guerra contra los paraguayos-, el día de los muertos y escribió artículos sobre ello, donde se puede apreciar un fondo religioso cristiano con reminiscencias egipcias y una cierta idea pagana de la gloria.
Hay en el sanjuanino una concepción geológica del desenvolvimiento del espíritu en la historia, que abarca por analogía la estructura de la mente humana. Historia y alma crecen por sedimentación, por acumulación de capas sucesivas. Nada muere de manera absoluta, y todo perdura latente y dispuesto a ser invocado desde su oscuro sustrato. Tierra, hombre e historia comparten idéntica estructura terrena: la patria. El 4 de noviembre de 1885, en el periódico El Debate, Sarmiento escribió un artículo titulado “El Día de los Muertos”, interesante pieza literaria. Realiza una serie de meditaciones con ironías y se refiere a la diferencia de estaciones con Europa –allí es primavera cuando aquí es otoño- y dice: “Y entre las flores y los perfumes de la primavera, el día que vuelven alborozadas las ausentes golondrinas quisiéramos por tradición llorar a los muertos: pero la naturaleza que es nuestra guía, nos invita a sonreír y enjugar las lágrimas, como niño a quien los besos de su madre distrae de la efímera pena del momento. Honramos pues la memoria de los nuestros a la manera de los griegos, cuyo Dios Supremo sonreía y siempre jovialmente, es decir, divinamente, como Aquiles lloraba el cadáver de su amigo bailando desnudo en torno de la pira de Patroclo…Sabed que ese cementerio es la patria con cuerpo y alma, la patria de ahora, la patria de entonces, la patria de mañana. Allí volvemos a estar todos juntos…Por ahora los árboles dejan ver la galería que da entrada a la mansión de los muertos y cuya arquitectura nos lleva a los mejores tiempos de las Bellas Artes. Por entre sus columnas se divisan ya, antes de entrar, urnas cinerarias, sepulcros, columnas y sarcófagos y la bella estatua del Dolor, que vela gimiendo sobre la tumba de Facundo, a quien el arte literario más que el puñal del tirano, que lo atravesó en Barranco Yaco, ha condenado a sobrevivirse a si mismo y a los suyos, a quienes no transmiten las responsabilidades de la sangre. El Dante puede mostrar a Virgilio este león encadenado, convertido en mármol de Paros y en estatua griega, porque del otro lado de la tumba, todo lo que sobrevive debe ser bello y arreglado a los tipos divinos, cuyas formas revestirá el hombre que viene. He aquí, me decía un joven Arce, pariente de Quiroga, como yo llevo la toga y la clámide del griego y no la túnica ni dalmática del bárbaro. Podría decirle a mi vez que mi sangre corre ahora confundida en sus hijos con la de Facundo y no se han repelido sus corpúsculos rojos, porque eran afines. Quiroga ha pasado a la historia y revista las formas esculturales de os héroes primitivos, de Ayax y Aquiles”.
Bibliografía:
“El Día de los Muertos. Un artículo periodístico de Sarmiento con reflexiones sobre el mausoleo de Quiroga en la Recoleta”, en Ambas Américas. Revista de Educación, Bibliografía y Agricultura n° 7, Buenos Aires, Septiembre de 1995.
ROJAS, Ricardo, El profeta de la pampa. Vida de Sarmiento, Buenos Aires, Editorial Losada, 1945.
ROMANO, Ernesto, “La commedia argentina”, en Proyecto Sarmiento. Obras Completas en Internet (http://www.proyectosarmiento.com.ar/ )
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