Ricardo Levene. |
Ricardo Levene (caricatura). |
Ricardo Levene nació en Buenos Aires el 7 de febrero de 1885. Estudió en el Colegio Nacional obteniendo el título de bachiller y se graduó como doctor en Jurisprudencia y Leyes en la Universidad de Buenos Aires en el año 1906.
Fue Profesor de Historia en el Colegio Nacional Mariano Moreno (1906-1928), alternando la actividad docente con la de publicista. Hacia 1911 inició su labor como docente universitario en la Facultad de Filosofía y Letras como profesor suplente de Sociología en la Cátedra de Ernesto Quesada.
A partir de entonces dictará clases en distintas universidades argentinas, como la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata. En la primera casa de altos estudios se había incorporado como profesor adjunto en Introducción al Derecho, cátedra del doctor Carlos Octavio Bunge y a la muerte de éste lo reemplazó.
A lo largo de su vasta trayectoria profesional desempeñó numerosos cargos en diversos congresos, instituciones y certámenes científicos. Desde 1915 fue miembro de número de la Junta de Historia y Numismática Argentina y Americana resultando elegido presidente de la misma entre 1927-1931 y 1934-1938. A partir de ese momento le tocó presidir la transformación de la Junta en Academia Nacional de la Historia, cuya presidencia ejerció hasta el momento de su fallecimiento por un ataque al corazón en Buenos Aires el 13 de marzo de 1959.
Participó en la gestión de proyectos culturales que hasta ahora sobreviven como la fundación del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires que actualmente lleva su nombre o la creación de la Comisión de Museos, Monumentos y Lugares Históricos que presidió desde 1939 hasta 1946. Junto con Rómulo D. Carbia, Emilio Ravignani y Diego L. Molinari, fue protagonista de la renovación historiográfica de la Nueva Escuela Histórica Argentina. En su bibliografía, Ricardo Levene concatenó la aspiración a la verdad científica con la inquietud por la formación de la “cultura histórica” de los argentinos.
Fue Director del Instituto de Historia del Derecho desde su fundación, que él mismo promovió a fines de 1936, y profesor titular de Introducción al Derecho. Señala Mariluz Urquijo que Levene en su Historia del Derecho Argentino, iniciada en 1945 y concluida poco antes de su fallecimiento, “a diferencia de la Introducción que había surgido casi de la nada, su Historia recoge tanto las investigaciones propias como los resultados de la labor ajena, realizada en buena parte merced al estímulo del mismo Levene. Así como la Introducción marcó un punto de partida, la Historia señala la madurez de un impulso que los muchos discípulos de Levene están obligados a no dejar declinar”.
En enero de 1945, las autoridades surgidas del golpe del 4 de junio de 1943 lo designaron Vocal de la Comisión del Consejo Nacional de Estadísticas y Censos para la realización del IV Censo Nacional. En junio del mismo año, una resolución del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública lo nombró vocal-representante de esa dependencia para el Consejo Superior del Instituto Sanmartiniano. La llegada al poder de Juan Domingo Perón no modificará esta situación, pues Levene no sólo conservó sus cargos –excepto la Presidencia de la Comisión de Museos, Monumentos y Lugares Históricos-, sino que fue convocado para participar en diversas funciones ejecutivas.
En su función de Presidente de la Academia Nacional de la Historia, compartió la Comisión Nacional de Honor de ese congreso con el Presidente Perón; el Vicepresidente Quijano; el Ministro del Interior Borlenghi y el gobernador bonaerense Mercante. Según Martha Rodríguez, el gobierno peronista “por lo menos durante el decenio 45-55 mantuvo una clara posición frente a los orígenes históricos y culturales del país, que no difería demasiado de la que en sus investigaciones históricas proponían R. Levene y el resto de los miembros de la ANH.
Al intento del peronismo de asociar los símbolos y mitos patrios –que eran los que rescataba también la ANH- con su movimiento, se agrega su revalorización de lo hispánico. Es posible encontrar entonces, ciertas similitudes entre los resultados de las investigaciones históricas de Levene y varios de sus colegas en la academia, y la usina intelectual del peronismo, de la que emana la posición oficial del régimen”.
En esa época se creó una comisión para revisar la actuación política de Juan Manuel de Rosas, que tuvo un gran debate en el gobierno peronista, especialmente a través del revisionismo representado entre otros por el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, lo que resultó en una consulta del Ministerio de Educación a la Academia Nacional de la Historia. Este proyecto que de aprobarse hubiera provisto un importante soporte institucional al revisionismo histórico, fue elevado a la Academia, quien aprobó el siguiente dictamen: “Los miembros de la mesa directiva que suscriben consideran que las instituciones dedicadas a los estudios históricos existentes en el país vienen realizando una intensa labor de investigación y crítica histórica de todas las épocas del pasado argentino, que es el alto objetivo de toda verdadera revisión histórica. Las publicaciones que se llevan a cabo (…) y entre ellas la “Historia de la Nación Argentina” que edita esta Academia, son muestra inequívoca de la constante preocupación científica y patriótica de los historiadores argentinos (…) Tales investigaciones se llevan a cabo sin pasión sectaria y con amor a la verdad histórica…”.
Cuando se produjo el fallecimiento de Levene, el decano Francisco P. Laplaza por resolución n° 2938/59 del 13 de marzo de 1959 dispuso realizar homenajes a su memoria, entre ellas una comisión que estaría presente en su sepelio e integrada por los profesores doctores Ricardo Zorraquín Becú, Samuel W. Medrano, Mario C. Belgrano, Federico Torres Lacroze, Julio César Cueto Rúa, Fernando L. Sabsay, Fernando N. Barrancos y Vedia, Genaro R. Carrió, Remo F. Entelman, Carlos E. Alchourrón y María Isabel Azaretto de Vázquez. Zorraquín Becú en su oración fúnebre al maestro Levene destacó sobre su vocación docente: “Esa vocación se nutría de un gran amor a la cultura, a las instituciones y a la juventud. Sabía ayudar, promover y suscitar el entusiasmo y la consagración de otros, y llevaba en su corazón ese deseo de servir a la patria difundiendo y alentando los estudios”.
A partir de entonces dictará clases en distintas universidades argentinas, como la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata. En la primera casa de altos estudios se había incorporado como profesor adjunto en Introducción al Derecho, cátedra del doctor Carlos Octavio Bunge y a la muerte de éste lo reemplazó.
A lo largo de su vasta trayectoria profesional desempeñó numerosos cargos en diversos congresos, instituciones y certámenes científicos. Desde 1915 fue miembro de número de la Junta de Historia y Numismática Argentina y Americana resultando elegido presidente de la misma entre 1927-1931 y 1934-1938. A partir de ese momento le tocó presidir la transformación de la Junta en Academia Nacional de la Historia, cuya presidencia ejerció hasta el momento de su fallecimiento por un ataque al corazón en Buenos Aires el 13 de marzo de 1959.
Participó en la gestión de proyectos culturales que hasta ahora sobreviven como la fundación del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires que actualmente lleva su nombre o la creación de la Comisión de Museos, Monumentos y Lugares Históricos que presidió desde 1939 hasta 1946. Junto con Rómulo D. Carbia, Emilio Ravignani y Diego L. Molinari, fue protagonista de la renovación historiográfica de la Nueva Escuela Histórica Argentina. En su bibliografía, Ricardo Levene concatenó la aspiración a la verdad científica con la inquietud por la formación de la “cultura histórica” de los argentinos.
Fue Director del Instituto de Historia del Derecho desde su fundación, que él mismo promovió a fines de 1936, y profesor titular de Introducción al Derecho. Señala Mariluz Urquijo que Levene en su Historia del Derecho Argentino, iniciada en 1945 y concluida poco antes de su fallecimiento, “a diferencia de la Introducción que había surgido casi de la nada, su Historia recoge tanto las investigaciones propias como los resultados de la labor ajena, realizada en buena parte merced al estímulo del mismo Levene. Así como la Introducción marcó un punto de partida, la Historia señala la madurez de un impulso que los muchos discípulos de Levene están obligados a no dejar declinar”.
En enero de 1945, las autoridades surgidas del golpe del 4 de junio de 1943 lo designaron Vocal de la Comisión del Consejo Nacional de Estadísticas y Censos para la realización del IV Censo Nacional. En junio del mismo año, una resolución del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública lo nombró vocal-representante de esa dependencia para el Consejo Superior del Instituto Sanmartiniano. La llegada al poder de Juan Domingo Perón no modificará esta situación, pues Levene no sólo conservó sus cargos –excepto la Presidencia de la Comisión de Museos, Monumentos y Lugares Históricos-, sino que fue convocado para participar en diversas funciones ejecutivas.
En su función de Presidente de la Academia Nacional de la Historia, compartió la Comisión Nacional de Honor de ese congreso con el Presidente Perón; el Vicepresidente Quijano; el Ministro del Interior Borlenghi y el gobernador bonaerense Mercante. Según Martha Rodríguez, el gobierno peronista “por lo menos durante el decenio 45-55 mantuvo una clara posición frente a los orígenes históricos y culturales del país, que no difería demasiado de la que en sus investigaciones históricas proponían R. Levene y el resto de los miembros de la ANH.
Al intento del peronismo de asociar los símbolos y mitos patrios –que eran los que rescataba también la ANH- con su movimiento, se agrega su revalorización de lo hispánico. Es posible encontrar entonces, ciertas similitudes entre los resultados de las investigaciones históricas de Levene y varios de sus colegas en la academia, y la usina intelectual del peronismo, de la que emana la posición oficial del régimen”.
En esa época se creó una comisión para revisar la actuación política de Juan Manuel de Rosas, que tuvo un gran debate en el gobierno peronista, especialmente a través del revisionismo representado entre otros por el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, lo que resultó en una consulta del Ministerio de Educación a la Academia Nacional de la Historia. Este proyecto que de aprobarse hubiera provisto un importante soporte institucional al revisionismo histórico, fue elevado a la Academia, quien aprobó el siguiente dictamen: “Los miembros de la mesa directiva que suscriben consideran que las instituciones dedicadas a los estudios históricos existentes en el país vienen realizando una intensa labor de investigación y crítica histórica de todas las épocas del pasado argentino, que es el alto objetivo de toda verdadera revisión histórica. Las publicaciones que se llevan a cabo (…) y entre ellas la “Historia de la Nación Argentina” que edita esta Academia, son muestra inequívoca de la constante preocupación científica y patriótica de los historiadores argentinos (…) Tales investigaciones se llevan a cabo sin pasión sectaria y con amor a la verdad histórica…”.
Cuando se produjo el fallecimiento de Levene, el decano Francisco P. Laplaza por resolución n° 2938/59 del 13 de marzo de 1959 dispuso realizar homenajes a su memoria, entre ellas una comisión que estaría presente en su sepelio e integrada por los profesores doctores Ricardo Zorraquín Becú, Samuel W. Medrano, Mario C. Belgrano, Federico Torres Lacroze, Julio César Cueto Rúa, Fernando L. Sabsay, Fernando N. Barrancos y Vedia, Genaro R. Carrió, Remo F. Entelman, Carlos E. Alchourrón y María Isabel Azaretto de Vázquez. Zorraquín Becú en su oración fúnebre al maestro Levene destacó sobre su vocación docente: “Esa vocación se nutría de un gran amor a la cultura, a las instituciones y a la juventud. Sabía ayudar, promover y suscitar el entusiasmo y la consagración de otros, y llevaba en su corazón ese deseo de servir a la patria difundiendo y alentando los estudios”.
Bibliografía:
MARILUZ URQUIJO, José M., “Ricardo Levene y la Historia del Derecho”, en Revista del Instituto de Historia del Derecho n° 10, Buenos Aires, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, 1959.
RODRÍGUEZ, Martha, “Cultura y educación bajo el primer peronismo. El derrotero académico institucional de Ricardo Levene”, en PAGANO, Nora y RODRÍGUEZ, Martha (Comp.), La Historiografía Rioplatense en la Posguerra, Buenos Aires, Editorial La Colmena, 2001.
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