domingo, 5 de junio de 2016

CATOLICISMO Y NACIONALISMO


Carlos V (por Tiziano).





Por Alberto Ezcurra Medrano[1]


Prólogo

Vamos a trazar en estas páginas, un rápido esquema de las relaciones entre esa verdad absoluta y divina que es el Catolicismo y esa otra verdad parcial y humana –pero verdad al fin- que puede y debe ser el Nacionalismo. Es urgente hacerlo, porque la confusión al respecto es grande. Muchas veces se ha confundido el nacionalismo legítimo y verdadero con aquel nacionalismo EXAGERADO que la Iglesia condena; y muchas veces también, se ha dado pie para que esa confusión exista. Dios quiera que nuestro trabajo contribuya a disiparla.
Para ello comenzaremos por ubicar al Nacionalismo en ese terrible drama de la Cristiandad que comienza por la Apostasía religiosa y termina con el liberalismo económico y la correspondiente reacción socialista. Esa ubicación es indispensable si se quiere comprender al movimiento nacionalista, que no debe ser contemplado ni juzgado en abstracto, fuera del espacio y del tiempo. Luego veremos la necesidad de que ese Estado nacionalista, cuya esencia ya hemos ubicado, se defina –y lo haga afirmativamente- frente a esa Verdad revelada,  a la cual naturalmente se inclina. Estudiaremos a continuación el caso concreto del Estado Argentino, sobre el cual pesan seis siglos de tradición católica que no puede despreciar sin traicionarse. Y finalmente, nos ocuparemos de aclarar algunos puntos referentes a las relaciones de la Iglesia y el Estado.
Una cosa deseamos ante todo, y es no aumentar la confusión. Por eso advertimos que al sostener que el Nacionalismo debe ser católico, más aún, que tiende naturalmente a serlo, no pretendemos que la Iglesia deba ser nacionalista. La Iglesia es indiferente ante las formas políticas, y mal puede ligarse a ninguna porque está por encima de ellas. Pero –en la realidad histórica- las formas políticas no son indiferentes ante la Iglesia. Unas han nacido bajo el signo del Error y éste las ha penetrado hasta la médula. Otras han nacido como reacción contra el Error, buscan a tientas la Verdad, y muchas veces la encuentran. Entre éstas últimas está el Nacionalismo. Roguemos a Dios porque la encuentre siempre. Y cuando esté desorientado, ayudémosle a ver, en vez de reprocharle su ceguera.
A.    E. M.





[1] Ezcurra Medrano, Alberto, Catolicismo y Nacionalismo, Buenos Aires, ADSUM, 1939.  https://archive.org/details/catolicismoynaci00ezcu
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