Filemón Castellano. |
Por Sandro Olaza Pallero
Filemón Francisco Castellano nació el 30 de Abril de 1908 en Villa Dolores (Córdoba). Sus padres fueron José Maria Castellano y Rosa Torres.
En 1927 fue alumno del Colegio Pío Latino Americano, posteriormente realizó sus estudios en el Seminario de Córdoba, en la Universidad Gregoriana de Roma y en París, donde se doctoró en Teología y obtuvo su licenciatura en Filosofía. Sus órdenes sagradas comprendieron: tonsura el 5 de abril de 1927, diaconado el 6 julio de 1930 (Roma) y el presbiterado el 14 de septiembre de 1930 (Villa Dolores).
Consagrado obispo de Lomas de Zamora el 19 de mayo de 1957, luego fue trasladado a la sede titular de Adrianópolis de Pisidia el 16 de abril de 1963. Figuraba como consagrante, Fermín E. Lafitte y como co-consagrantes: Alfonso Buteler y su hermano Ramón J. Castellano.
Fue vicario cooperador, en San Jerónimo, fundador del consorcio de Médicos Católicos y del Instituto Superior de Cultura Religiosa. Se desempeñó como profesor de filosofía en la Universidad Nacional de Córdoba.
César Lombroso. |
Criminales políticos según Lombroso. |
Entre sus obras se encuentran: El dogma de la Inmaculada en Teología (1936); Harnak y su “Esencia del Cristianismo” (1937); El abate Loisy y el modernismo (1938); La mujer cristiana (1938); Psicoanálisis de Freud (1939); San Justino (1940); Rusia y la Religión (1946); La filosofía de la religión (1946) y La Locura moral (1950). Fue el primer obispo de Lomas de Zamora a los 48 años, elegido el 14 de marzo de 1957, cuando se desempeñaba como rector y profesor del Seminario Mayor de Córdoba.
Asumió el 29 de junio de 1957 y renunció por razones de salud el 16 de abril de 1963. Monseñor Castellano falleció el 27 de septiembre de 1980.
Autor de una nota titulada “Herencia y Eugenesia”, publicada en la revista Sapentia (1946): “Este estudio comprende tres partes. En la primera estudiaremos los hechos (estudios y estadísticas realizados en diversos países); en la segunda las consecuencias que han sacado los partidarios de la Eugenesia y en la tercera veremos el punto de vista católico”. Castellano se refería a Teodoro Ribot (1839-1916), un conocido psicólogo francés, quien compuso su obra L´Héredité Psicologique (1871), que contenía un capítulo sobre “Herencia Psicológica mórbida”. Este científico resaltó el valor de la exploración psicológica objetiva como camino para construir la ciencia del hombre. Ribot señalaba las patologías como herencias genéticas de padres a hijos: “Entre las afecciones mórbidas que nos interesan directamente, no hay ninguna herencia esté mejor constatada que la del suicidio. Voltaire ha sido el primero en llamar la atención de los médicos sobre este punto: “Yo he visto con mis propios ojos –dice- un suicidio que merece la atención de los médicos…Su padre y su hermano se han suicidado en la misma edad que él. ¿Qué disposición secreta de espíritu, qué simpatía, qué concurso de leyes físicas han hecho perecer al padre y a los dos hermanos por su propia mano, la misma clase de muerte, precisamente cuando han llegado a la misma edad...En ninguna parte la herencia morbosa se muestra con una tal invariable uniformidad; puesto que el suicidio de los ascendientes se repite en los ascendientes, con frecuencia en la misma edad y según el mismo proceder: es la fidelidad perfecta en la repetición”.
Castellano en el subtítulo: Las familias degeneradas, citaba a Lombroso: “En el siglo XIX se abrió camino y tuvo su notoriedad la escuela criminológica positivista italiana, cuyo máximo representante fue Cesare Lombroso con su obra “Il delincuente nato o Il reo nato”, donde defiende la irresponsabilidad de los criminales, porque el temperamento criminal se hereda fatalmente como el color de los ojos. Pero previos a Lombroso están Morel en Francia con su teoría de la degeneración moral, que explica al criminal como una reversión biológica hacia un tipo primitivo y Maudsley en Inglaterra, que sostiene la existencia de una insanidad moral congénita, que imposibilita al hombre para actuar moralmente dentro de la sociedad. Lombroso completa y unifica estas teorías y declara que el criminal está marcado con caracteres físicos y psíquicos perfectamente reconocibles. Debemos hacer notar que la mayor prueba de sus aserciones Lombroso la encontraba en las familias de degenerados: “La más decidida prueba de la naturaleza hereditaria del crimen y sus relaciones con la prostitución y las enfermedades mentales es proporcionada por el fino estudio, que Dugdale ha hecho de la familia Jukes”.
Destacaba que Margarita Jukes tuvo en su familia desde 1874 a 1915, 2.094 descendientes y dentro de esta cantidad había 600 débiles mentales, 140 criminales (7 homicidas) y 300 prostitutas. “Solamente 20 de sus miembros han podido vivir honorablemente sin auxilio del Estado”.
Castellano criticaba las teorías eugenésicas: “El Comité Departamental de Inglaterra sobre esterilización, produjo en 1934 un comunicado criticando las investigaciones norteamericanas. He aquí sus palabras: “El más reciente y conocido intento de demostrar la herencia de defectos mentales ha sido la investigación de la famosa familia Kallikak llevada a cabo en Estados Unidos por el Dr. H. H. Goddard. Juzgada según los modernos principios de la técnica era anticientífica, y las instrucciones dadas a los investigadores eran tan tendenciosas que no es sorprendente que hayan encontrado lo que se les dijo que buscaran”.
Monseñor Castellano destacaba en el subcapítulo Investigaciones recientes, que entre los investigadores europeos había un desacuerdo sobre el carácter hereditario de las enfermedades mentales: “Así en Dinamarca dos investigadores: uno de ellos Wildenskov y el otro citado por Turner (Reporto of the conference on Mental Welfare 1930) se colocan casi en las antípodas, trayendo el primero la cifra enorme de 90 % y el segundo dando la cifra quizá excesivamente baja del 20 %. En Alemania las cifras oscilan entre el 80 % de Brugger y el 60 % de Koch”. Castellano destacaba la superioridad de las investigaciones norteamericanas sobre las europeas: “Así la mayor encuesta alemana se realizó en 400 casos; en cambio las norteamericanas hablan generalmente de más de 3000 casos”.
Señalaba que los alemanes Rüdin –de la escuela de Munich- y Maggendorf habían realizado una labor seria y extensa sobre las anormalidades psíquicas y que confesaron el fracaso de las leyes mendelianas en psiquiatría: “Por eso el mismo Rüdin concluye que la Eugenesia desempeña un papel no principal en la mejora de la raza (JOSÉ A. DE LABURU, Anormalidades del carácter, Montevideo, Mosca, 1941, ps. 81 y 82)”.
Castellano proseguía con otro subtítulo: Implicaciones eugenésicas, donde criticaba a los eugenistas porque exaltaban las estadísticas que les convenía y olvidaban las que no les favorecían: “Preocupados por el mejoramiento físico y psíquico de la humanidad hablan con espanto de una humanidad futura convertida en vasto hospital de débiles mentales, epilépticos, idiotas, etc. Piensan que la humanidad debe defenderse de esa epidemia arrolladora y que dada la gravedad del mal el remedio debe ser heroico”.
Castellano en el subcapítulo Sujetos a los cuales se aplica la ley, mencionaba a las personas a las cuales se practicaba la esterilización en los Estados Unidos:
1) Los reclusos en instituciones públicas (hospitales, asilos, prisiones); 2) Se extendía a toda la población en 9 estados; 3) Débiles mentales en 16 estados; 4) Alienados en 15 estados; 5) Criminales habituales en 13 estados; 6) Epilépticos en 12 estados; 7) Los perversos sexuales en 9 estados, 8) Idiotas en 8 estados; 9) Imbéciles en 7 estados; 10) Sifilíticos en 2 estados y 11) Toxicómanos en 1 estado.
“En cuanto a los métodos no hay acuerdo entre las diferentes estados…En Ohio la legislatura, prestando oído a la oposición del clero católico, rechazó un proyecto de ley de esterilización”. Finalmente, en el subtítulo Punto de vista científico y cristiano, se preguntaba: “¿Se pueden defender desde un punto de vista puramente científico tales mutilaciones? Examinando la cuestión desde nuestro ángulo: la herencia psicopática, debemos responder negativamente”.
Citaba al profesor norteamericano Leo Kanner, profesor de Psiquiatría en la universidad John Hopkins (Baltimore), quien decía: “Además de nuestra insuficiente información acerca de la herencia hay otros muy importantes factores que debemos considerar cuando hablamos de esterilización. No todas las personas intelectualmente inadecuadas son un pasivo para la comunidad. Existe un considerable porcentaje de gente, con bajo coeficiente intelectual, pero estables y bien educados, que cumplen con sus obligaciones en la sociedad: son buenos peones de estancia, buenos agricultores, buenos mucamos y sirvientas y llegan a ser excelentes padres de familia. Ninguno se atrevería a esterilizarlos en tales condiciones”.
También mencionaba a un prelado católico, monseñor Tihamer Toth, quien comentaba las exageraciones de los eugenistas y agradecía que esos individuos hubieran nacido en los últimos tiempos: “Gracias que estos fanáticos no vivieron en época santiguas y no pudieron impedir el nacimiento de figuras mundiales por el mero hecho de ser estas herencias tullidas, jorobadas, cojas o baldadas. Entre otros cita a Platón y Esopo, jorobados; Haendel, Walter Scott y Gounod, tullidos (TIHAMER TOHT, Eugenesia y Catolicismo, Buenos Aires, Poblete, 1942, ps. 76 y 78).”
Castellano decía que la esterilización voluntaria no era lícita, porque Dios era dueño y señor del cuerpo humano “y nadie puede mutilarse, si no es para salvar su propia vida o la ajena. La esterilización impuesta por el Estado es un abuso una extralimitación. Es un abuso, porque no hay fundamento científico verdaderamente sólido. Es una extralimitación porque el derecho del hombre a casarse y tener hijos es un derecho natural, anterior al Estado, y que éste no puede abolir porque él no lo dio”. Citaba al doctor Bernstein, director de un asilo neoyorquino: “La vasectomía no modifica las tendencias malas de los anormales. Ella impide solamente la fecundación”.
Finalizaba el padre Castellano con esta conclusión: “Como conclusión podríamos decir que la severidad de la Iglesia Católica al prohibir la esterilización eugenésica no está en oposición con los datos más seguros de la ciencia. Antes al contrario, respetando los dictámenes de la ciencia, salvaguarda, al mismo tiempo celosamente los derechos y la dignidad de la persona humana ven una de sus más sagradas y nobles aspiraciones. La de perpetuarse en la seriedad del hogar y en el amor de los hijos”.
Bibliografía:
CASTELLANO, Filemón, “Herencia y Eugenesia”, en Sapientia. Revista tomista de filosofía n° 2, Año 1, La Plata-Buenos Aires, 1946, 4° Trimestre.
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