Campesinos guipuzcoanos. |
Escudo de armas de Olaza. |
Por Sandro Olaza Pallero
Apellido vasco, significa “ferrería antigua” o “fábrica antigua”. Ola: fábrica o ferrería y zar: antiguo. Caballeros de este apellido tuvieron su primitiva casa solar en el lugar de la Villa de Albístur del partido judicial de Tolosa en la provincia de Guipúzcoa.
Caballeros de este linaje con casa en la Villa de Albístur ostentan en su escudo estas armas: En campo de oro con un jabalí de sable corriendo delante de un espino de sinople y seguido de un lebrel pardo con un collar de gules y perfilado de oro.
Los fueros de Guipúzcoa consideraban que todos los guipuzcoanos eran nobles. La nobleza vasca no era la adquirida, esto es, la que sólo se funda en concesiones de los reyes por haber hecho hazañas guerreras o por simple favoritismo. Los guipuzcoanos eran nobles por ley de la sangre, era pues, legítima y no adquirida.
Consistía “en la sucesión directa y limpia de los primeros pobladores, libres y autóctonos del país”. De modo que eran nobles por naturaleza, no por concesión de los monarcas. En Guipúzcoa se tuvo mucho cuidado de conservar la etnia en toda su limpieza. Con este fin se prohibió habitar en Guipúzcoa a los moros, judíos, gitanos, conversos y “agotes”, “para que ni el valor ni el esfuerzo ingénito y natural de los caballeros hijosdalgos de Guipúzcoa se venga a enflaquecer y disminuir con mesura de gente naturalmente tímida y de poco valor”. Los guipuzcoanos todos se consideraban nobles de linaje, con natural nobleza. Los vecinos gozaban de todos los derechos políticos, porque habían probado su nobleza con la procedencia de una de las innumerables casas pobladoras de Guipuzcoa o Vizcaya.
No importaba su posición o estado económico. En este caso no se concedía la hidalguía sino que sólo se la reconocía oficialmente. Los reyes de Castilla reconocieron esta nobleza general de los guipuzcoanos. Escribía Enrique IV: “siendo los naturales originarios y vecinos de esta provincia todos hijosdalgos, debe procederse en las causas con ellos con la atención decente”.
El padre Manuel Larramendi afirmó: “esta nacioncita jamás se ha confundido ni mezclado con ninguna de las naciones que vinieron de afuera, ni de moros, ni de godos, ni de alanos, silingos, ni de romanos, ni de griegos, ni de cartagineses, ni de fenicios, ni de otras gentes. Sabe Guipúzcoa que la sangre de los suyos no tiene que ver con la de esas naciones y que a ninguna de ellas tiene que recurrir en busca de su principio, de su alcurnia y de su genealogía. Sabe que por ninguna de ellas está interrumpida su línea y ascendencia”.En el Índice de nombres topográficos de los países vascongados de España, señalaba Lorenzo Hervás que “del grandioso número de noticias y observaciones expuestos en el presente volumen, se infiere claramente que a la lengua vascuence deben pertenecer los nombres topográficos, o de poblaciones, montes, ríos, etc., de los países vascongados de España; pues sus naturales que hasta ahora usan la dicha lengua, han sido tenaces en conservar sus nombres topográficos, aunque mudados por naciones forasteras, y ninguna de estas se ha establecido en sus países…El lector advertirá que con los nombres topográficos se ponen estas letras a, g, n, v, las cuales sirven para significar las provincias de Álava, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya: por lo que, por mucho de dichas letras conocerán cual sea la provincia a que pertenece cada nombre geográfico”. Aparece Olaza con la letra a, lo que significaría un lugar topográfico con este nombre en la provincia de Álava.
En la declaración hecha por Artal Dorta ante Juan Osores, maestre de Santiago, para recibir en nombre del rey de Aragón las plazas de Ella, Novella y Elche en el reino de Murcia, el 15 de noviembre de 1304, García Gómez de Olaza fue uno de los testigos de este suceso.
El 7 de diciembre de 1500, la reina Isabel la Católica ordenó a Pero Díaz de Madrid, tesorero de la cruzada de los obispados de Calahorra y otros lugares de la provincia de Guipúzcoa, para que abonara a los herederos de Juan de Olaza, difunto, 1000 maravedíes en concepto de limosna por haberse distinguido en hechos militares al servicio de los reyes Católicos en la Reconquista.
En 1551 se originó un pleito entre Martín de Olaza, de Bilbao (Vizcaya) con María López de Isasi y Asensio de Lezama, sobre el alquiler por diez años de unas casas en la calle de la Calzonera.
El padre Pedro Olaza murió en la epidemia que asoló Segovia (España) en 1598, atendió a los enfermos y consoló a los afligidos en el hospital de Santa Catalina.
Lorenzo Olaza fue gobernador militar de las islas Filipinas, se desempeñó junto a la Real Audiencia que retuvo atribuciones en lo político, desde junio de 1632 a junio de 1633.
En 1718, Margarita Dezcallar Lupia Serralta y de Agulló, natural de Palma de Mallorca, inició un expediente de prueba de nobleza para contraer matrimonio con Nicolás de Olaza, caballero de la Orden de Alcántara.
Sandro Olaza Pallero. |
Fuentes y bibliografía:
Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Sala de Vizcaya, Pleitos de Vizcaya, “Pleito de Martín de Olaza, de Bilbao –Vizcaya- con María López de Isasi y Asensio de Lezama, sobre alquiler por diez años de unas casas en la calle de la Calzonera”.
Archivo General de Simancas, Cámara de Castilla, Libro 4, “Limosna a los herederos de Juan de Olaza, vecino de Tolosa”.
Archivo Histórico Nacional –Madrid-, Consejo de Órdenes, Expediente de Pruebas de Casamientos de la Orden de Alcántara, “Dezcallar Lupia, Margarita”.
ASIAIN Y CRESPO, Joaquín Rodolfo, La Heráldica Española y Baska, Edición del autor, Buenos Aires, 1984.
BENAVIDES, Antonio, Memoria de don Fernando IV de Castilla. Contiene la colección diplomática que comprueba la crónica, arreglada y anotada por D. Antonio Benavides, Imprenta de José Rodríguez, Madrid, 1860.
COLMENARES, Diego de, Historia de la insigne ciudad de Segovia, y compendio de las historias de Castilla, autor Diego de Colmenares hijo y cura de San Juan de la misma ciudad, y su coronista, Imprenta de Eduardo Báez, editor, Segovia, 1847.
HERVÁS, Lorenzo, Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas, y numeración, división, y clave de éstas, según la diversidad de sus idiomas y dialécticas, Imprenta de la Administración del Real Archivo de Beneficencia, Madrid, 1804.
LARRAMENDI, Manuel, Coreografía de la muy noble y muy leal provincia de Guipúzcoa, Madrid, 1754.
LÓPEZ MENDIZABAL, I., La lengua vasca. Gramática conversación diccionario, Ekin, Buenos Aires, 1989.
MANS Y SANS, Sinibaldo de, Informe sobre el estado de las Islas Filipinas en 1842, Madrid, 1843.
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