El gobernador de Montevideo Antonio Olaguer y Feliú en virtud de orden y facultades del virrey Pedro Melo de Portugal y Villena para la formación de un cuerpo de Blandengues de la Banda Oriental “y demás destinos de la campaña”, publicó un indulto a favor “de los contrabandistas, desertores y demás malhechores que andan vagantes huyendo de la justicia por sus delitos”.
Antonio Olaguer y Feliú. |
Gaucho (por E. Marenco). |
A este indulto publicado en la villa de San Juan Bautista el 7 de febrero de 1797 se acogió José de Artigas quien era contrabandista de cueros y mandaba una banda de “hombres sueltos”. Para comodidad y seguridad de quienes desearon ampararse a este indulto, se fijaron bandos en lugares apartados de la jurisdicción de Montevideo en que podían presentarse a las autoridades.
Estos puntos próximos a las zonas en que merodeaban aquellos rebeldes a quienes la autoridad juzgaba dignos de servir bajo sus banderas fueron las estancias del capitán de milicias Francisco Rodríguez y Diego González situadas entre el Yí y el arroyo Cordobés; la de Félix Sáenz, al norte del río Negro y las guardias de Cerro Largo y Santa Tecla a cuyo frente se hallaban los capitanes Agustín de la Rosa y Francisco Lucero. Los voluntarios que allí se presentaran llevando cada uno seis caballos por lo menos, serían enviados al comandante de Maldonado donde se organizaría el cuerpo de Blandengues, a cuyo lugar podía encaminarse directamente quien deseara hacerlo con igual fin.
En los parajes acostumbrados de la ciudad de Montevideo, en los pueblos, villas y partidos de su jurisdicción, en los lugares que dependían de las ciudades de Colonia y Maldonado, se mandó publicar este bando, cuyas disposiciones ofrecían la posibilidad de que los hacendados y moradores encontraran en esos hombres una garantía y amparo.
Martín José de Artigas, vecino respetable por su actuación pública y vida austera, obtuvo su retiro en 1796, después de cuarenta y cuatro años de servicio militar “con aplicación y celo”, al decir de Olaguer y Feliú, habiendo sido hasta fines de ese mismo año regidor decano del cabildo de Montevideo. Retirado a vivir en el campo, en las estancias de Casupá y Sauce, hubo de hacer valer su influencia ante Olaguer y Feliú que estaba informado de sus servicios y hombría de bien, para facilitar la incorporación de su hijo al nuevo cuerpo de Blandengues en que sentó plaza el 10 de marzo de 1797.
Este indulto fue confirmado por Carlos IV en Aranjuez el 12 de mayo de 1797:
"Enterado el Rey de la formación del cuerpo de Blandengues, que en carta de 7 de enero último n° 243, manifiesta V.E. haber determinado verificar en las fronteras de la Banda del norte del Río de la Plata, concediendo indulto al efecto a variar gentes que infestaban sus vastas campañas, por las utilidades de esta creación, de la que ofrece V.E. dar cuenta instruida verificada que sea; se ha servido S.M. aprobarla".
Fuente:
Archivo Artigas, Montevideo, Comisión de Homenaje a José de Artigas, 1952, t. III.
Muchos cuerpos policiales fueron creados con bandidos, así se los atraía al lado de la ley y por otra parte eran los que mejor conocían el percal.
ResponderEliminarSaludos.