Juan Manuel de Rosas (óleo de autor anónimo). |
“Si se perdiesen los títulos de Rosas a la nacionalidad argentina yo
contribuiría con un sacrificio no pequeño al logro de su rescate. Hablar de la
expectabilidad de Rosas es hablar de la expectabilidad del país que
representa”. (Juan Bautista Alberdi, Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho).
“Yo fui su enemigo, lo recuerdo con disgusto”. (Juan Bautista Alberdi, Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho).
“No se tiene aún noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar (Plebiscito del 26, 27
y 28 de marzo de 1835, en Buenos Aires). Debo decirlo en obsequio de la
verdad histórica, nunca hubo un gobierno más popular y deseado ni más sostenido
por la opinión...que el de Don Juan Manuel de Rosas” (Domingo F. Sarmiento, Facundo o Civilización y Barbarie).
“Se paseaba triunfante por las calles de Buenos Aires, hacía gala de su
popularidad, recibía a todo el mundo, era un eco de alegría y de aplausos el
que se alzaba por donde él pasaba; su casa era el pueblo, el pueblo lo amaba” (Florencio Varela, cit. en Manuel Gálvez, Vida de Juan Manuel de Rosas).
“Buenos sentimientos le guardan los mismos que contribuyeron a su caída,
no olvidan la consideración que se debe al que ha hecho tan gran figura en el
país y a los servicios muy altos que le debe y que soy el primero en reconocer,
servicios cuya gloria nadie puede arrebatarle” (Justo José De Urquiza. Carta a Rosas del 24 de
agosto de 1858, cit. en Mario César Gras, Rosas
y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros).
“Rosas... llegó un momento en que dominó por
completo el escenario del país y su acción trascendió los límites de
Argentina... Rosas tuvo amigos entre gente importante y entre los humildes. Mas
su prestigio como hombre lo afirmó en estos últimos; entre los importantes se
incubaron sus enemigos... A los personajes federales del interior, los envolvió
en una trama amistosa tan fuerte y sutil que sin su conocimiento haría
inexplicable la acción política desplegada. Con Estanislao López y Juan Facundo
Quiroga estructuró la confederación a partir de 1831 sobre la base de un íntimo
entendimiento... En la correspondencia sostenida con uno y otro y los
respectivos actos de conducta aparenta dos ecuaciones personales diferentes
fruto de una conciencia política proteiforme. Es un Príncipe Criollo” (Emilio Ravignani, cit. en Fermín Chávez, La Vuelta de Don Juan Manuel).
“En muchas oportunidades como en una carta a Clarín en 1966, afirmé que
es una triste muestra de inmadurez política y espiritual, el exilio póstumo de
Juan Manuel de Rosas. Un hombre que luchó por la soberanía nacional contra
potentes enemigos de afuera así como contra los argentinos que desde adentro
los apoyaban...en esta ciudad de Buenos Aires hay calles que celebran la
memoria de modestos concejales, por el sólo mérito, quizá, de haber promovido
la lucha contra el tabaco, o exigido salivaderas en los lugares públicos; pero
no hay una sola calle, y mucho menos una avenida, para hombres como Rosas y
Quiroga” (Ernesto
Sábato, 1974).
“El primero que después de San Martín muere en el exilio por haber
defendido dignamente la soberanía popular y la independencia de la Patria. Los
que se han dicho sanmartinianos, parecen no haber comprendido la lucha contra
el colonialismo que realizó Rosas, lo que San Martín vio claro a quince mil
kilómetros de distancia. Él le rindió a Rosas el mejor homenaje que un soldado
puede rendir a otro soldado: su sable libertador...”. (Carta
de Juan Domingo Perón a
Fermín Chávez, 20 de octubre de 1970, cit. en Fermín Chávez, La Vuelta de Don Juan Manuel).
“Juan Manuel es mi amigo. Nunca me he engañado. Yo y todos mis indios
moriremos por él. Si no hubiera sido por Juan Manuel, no viviríamos como
vivimos en fraternidad con los cristianos y entre ellos. Mientras viva Juan Manuel
todos seremos felices y pasaremos una vida tranquila al lado de nuestras
esposas e hijos. Todos los que están aquí pueden atestiguar que lo que Juan
Manuel nos ha dicho y aconsejado ha salido bien...” (Discurso del cacique Catriel en Tapalqué por el
segundo gobierno de Rosas, cit. en Adolfo Garretón, Partes detallados de la expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833).
“Nuestro hermano Juan Manuel indio rubio y gigante que vino al desierto
pasando a nado el Samborombón y el Salado y que jineteaba y boleaba como los
indios y se loncoteaba con los indios, y que nos regaló vacas, yeguas, caña y
prendas de plata, mientras él fue Cacique General nunca los indios malones
invadimos, por la amistad que teníamos por Juan Manuel. Y cuando los cristianos
lo echaron y lo desterraron, invadimos todos juntos” (Cacique Catriel, cit. en Julio A. Costa, Roca y Tejedor).
“Que él había acompañado en cinco campañas a Juan Manuel y que siempre
había de morir por él porque Juan Manuel era su hermano y el padre de todos los
pobres” (Discurso del cacique Nicasio en Tapalqué por el segundo gobierno de Rosas, cit. en Adolfo
Garretón, Partes detallados de la
expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833).
“El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de
la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don
Juan Manuel de Rosas como una prueba de la satisfacción que como argentino he
tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las
injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla” (José de San Martín, 3° artículo de su testamento, cit. en
Ricardo Font Ezcurra, Correspondencia
entre San Martín y Rosas).
“Como argentino me llena de un verdadero orgullo al ver la prosperidad,
la paz interior, el orden y el honor, restablecidos en nuestra querida Patria y
todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles en
que pocos estados se habrán encontrado; deseo que al terminar su vida pública
se vea colmado del justo reconocimiento del pueblo argentino, son los votos que
hace y hará siempre a favor de Ud. éste su apasionado amigo y compatriota” (José de San Martín, cit. en Ricardo Font Ezcurra, Correspondencia entre San Martín y Rosas).
Juan Manuel de Rosas fue un patriota, que a pesar de venir de una familia acomodada renunció a ella y se hizo desde lo más bajo para llegar a ser el gran hombre que fue con todo lo que significó para la historia argentina.
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