sábado, 7 de septiembre de 2013

YPF ¿YRIGOYEN, PERÓN, FERNÁNDEZ?

Hipólito Yrigoyen.



Por Roberto Azaretto*

 

Entre tantas tonterías y disparates que se dijeron con la confiscación de las acciones de Repsol, alguno asoció la sigla tradicional con tres presuntos promotores de YPF, en coincidencia con las iniciales de sus apellidos. Una falacia, otro mito nacional, el relato escondiendo la realidad.           

            Hay una historia del petróleo argentino vinculada al capital nacional que se remonta a mediados del siglo XIX y una historia del petróleo estatal que se inicia el 14 de diciembre de 1907, cuando el presidente Figueroa Alcorta, al enterarse del descubrimiento de petróleo en Comodoro Rivadavia, establece por decreto una reserva para el Estado de doscientas mil hectáreas alrededor del pozo.    

             No fue casual el descubrimiento. Al principio de la década, el presidente Roca crea la Dirección de Minas, Hidrología y Geología. El descubrimiento es fruto de un programa de exploración de búsqueda de agua y petróleo.             

Con la Y de Yrigoyen           

             En 1916 el presidente Yrigoyen llega al poder y disuelve el Directorio, que había nombrado Roque Sáenz Peña. Alejados sus integrantes, la burocracia del ministerio queda a cargo. Hay ineficacia y corrupción, que Mosconi citará en sus escritos.

             Siendo el general Mosconi responsable de los aviones del ejército, en 1919 no consigue adquirir nafta sin pagar al contado a la Standard Oil. Informado Yrigoyen, tres años después crea la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, semanas antes de concluir su   mandato.

             Alvear asume el 12 de octubre la presidencia de la Nación y nombra siete días después a Mosconi como titular de YPF. En su gestión se construye la destilería de la Plata y se instala una red de surtidores de nafta en Buenos Aires. Las utilidades se reinvierten en la empresa. El modelo que propone el después general Mosconi es el inglés, que impulsara Winston Churchill siendo primer Lord del Almirantazgo: una empresa mixta con fuerte participación, en ese caso de la Armada en el capital, pero de gestión totalmente privada.            

             Cuando regresa al poder Yrigoyen, el general Mosconi renuncia, no concuerda con el caudillo en su manera de gestionar ni en la cuestión petrolera. Pero ante la insistencia presidencial sigue al frente de la empresa aunque renuncia tres veces más.

             Mosconi, si bien ahora acepta una empresa monopólica, mantiene el criterio que la misma debe ser mixta y con el gobierno fuera de la gestión. También se opone a la expropiación de las empresas privadas existentes y que producían la mitad del combustible porque resta recursos a la capitalización de YPF. Además no acepta los precios políticos y los obstáculos para formar una red de estaciones de servicio con concesionarios privados.      

             Es Alvear con la colaboración de Mosconi, el presidente radical que fortalece a YPF y no Yrigoyen.                      

Con la P de Perón             

             Si bien durante la primera presidencia del general Perón se nacionalizan y estatizan los recursos mineros y energéticos, la posición personal de Perón en materia petrolera es ambigua según Nicolás Galano, economista que investigó minuciosamente la cuestión petrolera publicando un libro de más de setecientas páginas (“Historia del Petróleo en la Argentina”). Arturo Frondizi denuncia en 1947 un acuerdo secreto con la Standard Oil por el cual ésta perfora cuarenta pozos para YPF.      

              La empresa estatal se descapitaliza por el esfuerzo realizado en la Segunda Guerra Mundial y la falta de equipamiento por el bloqueo impuesto por Estados Unidos ante las veleidades nazis de la dictadura militar de esos años. Luego los precios políticos a los combustibles y el desplazamiento de técnicos y profesionales por partidismo, van disminuyendo la capacidad de YPF. Simultáneamente al crecer el consumo, la importación de combustibles llega al 30% del total de las importaciones, provocando escasez de divisas para el desarrollo   nacional.

              Como resultado de este proceso en 1953, en su segunda presidencia, el general Perón firma el contrato con la Standard Oil de California dándole en concesión gran parte de la provincia de Santa Cruz. Este convenio no estaba ratificado en el Congreso al momento del derrocamiento del fundador del peronismo.      

              En el exilio venezolano Perón escribe su libro: “La fuerza es el derecho de las bestias” donde destaca que en ese país ha comprobado las ventajas de las concesiones al capital extranjero para producir petróleo. Escribe Perón: “Creo que YPF no tiene capacidad organizativa, no tiene capacidad técnica, no tiene capacidad económica para autoabastecer a la Argentina de petróleo”.              

Con la F de Fernández                    

               Cristina Fernández y su marido apoyaron la escandalosa venta de YPF a Repsol, una empresa española de menor importancia y sin experiencia en la exploración y extracción de petróleo. Al poco tiempo del inicio del gobierno kirchnerista, se levantaron voces advirtiendo sobre la caída de la producción, la necesidad de construir una tercera destilería y de invertir en generación eléctrica.

               Se fundó la empresa estatal Enarsa para explorar el mar argentino. No concretaron un solo pozo en diez años.      

               Regalaron a la familia Eskenazi el 25% de las acciones a pagar con las utilidades de la empresa. Esto más los precios políticos, restaron fondos para invertir en exploración y extracción del            petróleo.

                Insultaron y ningunearon a los 8 secretarios de Energía de la democracia, radicales y peronistas, que advirtieron, hace 5 años, sobre la falta de inversión y sus consecuencias. Frente al relato fantasioso recobra vigencia la frase de Perón: “La única verdad es la realidad”. La realidad es la crisis del sector externo ante la necesidad de importar doce mil millones de dólares en combustibles. La realidad en la historia es que la misma se ha falseado por el partidismo y los prejuicios.   

                 La historia indica que el presidente que más hizo por la YPF estatal fue el ingeniero civil y general Agustín P. Justo, presidente de la Nación entre 1932 a 1938. Contó con la colaboración de su ministro de agricultura, Antonio Di Tomaso y el presidente de la empresa hasta el golpe fascista de 1943, el ingeniero Ricardo Silveyra. Eso y el papel del gobernador Rodolfo Corominas Segura y su sucesor Adolfo Vicchi, serán motivo de otra nota.


* Los Andes, Mendoza, 9 de junio de 2012.

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