miércoles, 13 de agosto de 2014

MANUEL QUINTANA, JURISTA Y ESTADISTA ARGENTINO


Manuel Quintana y Roque Sáenz Peña (1905).


                                                               Por Sandro Olaza Pallero

Manuel Pedro de la Quintana, jurista, catedrático y estadista, fue presidente de la República Argentina entre 1904 y 1906.  Nació en Buenos Aires el 19 de octubre de 1835, siendo hijo del estanciero Eladio de la Quintana y Uzín (1806-1874) y de Manuela Sáenz de la Gaona y Álzaga (1811-1890). Sus padres contrajeron nupcias en la basílica de Nuestra Señora del Socorro el 21 de diciembre de 1834, y sus familias pertenecían al patriciado rioplatense. Fue bautizado en la Iglesia San Miguel Arcángel el 4 de marzo de 1836 y sus padrinos fueron José Luciano de la Quintana y María Severa de la Quintana. Sus abuelos paternos eran el veterano de la guerra de Independencia, coronel Francisco Bruno de la Quintana y Aoiz (1769-1841) y Micaela de Uzín. Los hijos del matrimonio Quintana-Sáenz de la Gaona fueron Manuel, Elario Erasmo (1837-1883), Nereo Mariano (1839-1841), Federico Fortunato (falleció a los 10 días de su nacimiento en 1841), Julio Avelino (1842-1882), Juan (murió al día siguiente de nacer en 1845), Mercedes (1848-1904) y Rita (su deceso se produjo a la semana de su nacimiento en 1849).
Quintana inició sus estudios en el colegio dirigido por Carlos Clermont e ingresó a la Universidad de Buenos Aires en 1851, donde se graduó en cuatro años después como doctor en jurisprudencia. Su tesis se titulaba “División de los bienes; muerta la mujer con hijos menores no emancipados, si el viudo pasa a segundas nupcias”. En 1856 se incorporó a la Academia de Jurisprudencia, donde tuvo el honor en pronunciar el discurso de apertura en 1858. Ejerció la cátedra de Derecho Civil en la Facultad de Derecho de Buenos Aires, cuando reemplazó a Marcelino Ugarte, por nombramiento del 24 de marzo de 1859 y en ese año publicó su primer artículo en la revista El Foro sobre Necesidad de un Código Criminal. Llegó a ser decano de la Facultad de Derecho y rector de la Universidad de Buenos Aires.
Su actuación pública fue muy prolífica, donde se desempeñó como diputado y senador nacional en varias ocasiones. De tradición familiar unitaria, Quintana actuó después de Caseros en el partido de Bartolomé Mitre. Al ingresar a la Legislatura de Buenos Aires en 1860, no tenía la edad establecida por la Constitución para ser diputado, por lo que quiso alejarse, pero finalmente su diploma fue aceptado. Cuando se produjo la reincorporación de Buenos Aires a la Confederación, se contó entre los diputados nacionales electos para el Congreso de Paraná, pero los porteños no se pudieron incorporar por ser rechazados sus diplomas. Intervino en una polémica suscitada entre Dalmacio Vélez Sarsfield y Eduardo Acevedo por la idea de formar un código de comercio. Quintana, antiguo practicante del estudio de Acevedo, fue quien inició el debate. Sostuvo en la Cámara de Diputados, el 27 de agosto de 1862, que el único nombrado para confeccionar el código había sido Acevedo: “Este código no ha sido redactado por los doctores Vélez y Acevedo, ni el gobierno de aquella época encargó a ambos su redacción. Al doctor Acevedo se le pasó una nota encomendándole la redacción del código, sin decirle que debiera hacerlo en unión con el doctor Vélez, ni con nadie”. Según Abelardo Levaggi la existencia o no de nombramiento escrito y si el papel mencionaba a uno de ellos o a los dos “es una cuestión formal que cede en importancia ante la del verdadero o los verdaderos autores del proyecto”. De acuerdo a lo afirmado por Quintana, quien se decía “testigo presencial de los hechos”, Vélez le había solicitado a Acevedo “con el carácter de una oficiosidad”, que a medida que redactaba los títulos, se los pasara para “revisarlos”. Así lo hizo “se reunían los sábados a conferenciar acerca de las modificaciones, adiciones o supresiones que el doctor Vélez había proyectado”. Pero éste “no ha redactado jamás un solo título”.
En 1869 con motivo de discutirse en el Congreso el proyecto de intervención a las provincias, el diputado Quintana manifestó entre aplausos de los legisladores y concurrentes al recinto en la sesión del 9 de agosto: “Durante los tres años que llevo en la Cámara, he respondido al voto de mis electores, presentando diversos proyectos de ley sobre capital de la República, sobre acefalía del P. E.  y sobre elección del Presidente y Vice-Presidente, y he cooperado además a que la Cámara se ocupara a la brevedad posible de otros proyectos análogos, por ejemplo, el relativo a la contabilidad nacional, tan reclamado para la regularidad de la Administración y la vigilancia que el Congreso debe ejercer sobre ella. He de satisfacer los deseos del gobierno sobre la cuestión relativa a los tribunales militares, presentando, así que pase esta cuestión, otro proyecto de ley que determine con precisión y claridad la jurisdicción de los tribunales, para que en adelante los ciudadanos no se vean expuestos a caer bajo la cuchilla de los consejos de guerra”. En un debate en la Cámara de Senadores, Nicolás Avellaneda opinó sobre Quintana: “El señor senador tiene aquellos secretos que convierten la palabra en magia y la elocuencia en poder”.
En 1888 actuó como co-presidente junto a Roque Sáenz Peña del Congreso Sudamericano de Derecho Privado, celebrado en Montevideo. Un año después, concurrió a la primera Conferencia Panamericana en Washington, donde  como representante de nuestro país tuvo un papel importante en materia de forma, procedimiento y plan de arbitraje para las Américas. Tuvo breve actuación en el gabinete como ministro del Interior del presidente Luis Sáenz Peña. Luego se retiró por un tiempo de la vida pública, pero regresó para restaurar el orden en las provincias de Tucumán, Santiago del Estero y Santa Fe. Su enérgica acción ocasionó la oposición de radicales y otros partidos. Después de ausentarse regresó al Congreso entre 1900 y 1903, para ser posteriormente candidato del Partido Autonomista como Presidente de la Nación a fines de 1904.
Quintana asumió como Presidente el 12 de octubre de 1904, a los setenta años de edad, oportunidad en que formuló su programa de gobierno. Su ministerio quedó integrado de la siguiente manera: Rafael Castillo, en Interior; Carlos Rodríguez Larreta, en Relaciones Exteriores; José Antonio Terry, en Hacienda; Adolfo F. Orma, en Obras Públicas; Damián Torino, en Agricultura; Joaquín V. González, en Justicia e Instrucción Pública; Enrique Godoy, en Guerra; y Juan A. Martín, en Marina. Con Quintana concluyó definitivamente el poderío político de Julio A. Roca. En el discurso de recepción del mando, Quintana contestó a Roca: “Si tenemos el mismo espíritu conservador, no somos camaradas ni correligionarios, y hemos nacido en dos ilustres ciudades argentinas más distantes entre sí que muchas capitales de la Europa”. La orientación económica era eficiente y firme. Poco después, problemas políticos y la cuestión social contribuyeron a que estallara la revolución radical de 1905. A pesar de que el vicepresidente José Figueroa Alcorta y Julio Argentino Roca (h) fueron secuestrados y retenidos como rehenes por los rebeldes, Quintana sofocó el levantamiento y restauró la tranquilidad, por lo menos transitoriamente. Carlos Ibarguren, subsecretario de Agricultura del presidente Quintana dijo sobre éste último: “Fue dogmático y estoico ante el deber”. El 31 de agosto de 1905, el Congreso daba sanción a un proyecto de ley de diputado Alfredo L. Palacios sobre descanso dominical obligatorio. Se promulgó el 25 de septiembre la ley N° 4699 por la que se nacionalizaba la Universidad de La Plata, fundada en 1889 por el senador Rafael Hernández como Universidad provincial. El 19 de octubre el gobierno nacional sancionó la ley N° 4874, bautizada con el nombre de su propulsor, el senador Manuel Láinez, por la que se mandaba al Consejo Nacional de Educación establecer en las provincias que lo solicitaren “escuelas elementales, infantiles, mixtas y rurales”.
A fines de diciembre de 1905, se enfermó el presidente Quintana y asumió el ejercicio del Poder Ejecutivo el vicepresidente Figueroa Alcorta. El presidente Quintana falleció rodeado de su familia en Buenos Aires el 12 de marzo de 1906, a los siete meses de salvarse del atentado cometido por el anarquista español Salvador Planas y Virella. La sirena del periódico La Prensa sonó en el silencioso amanecer para anunciar la noticia. Figueroa Alcorta convocó a una reunión extraordinaria de gabinete y tomó las providencias de solemnes honras fúnebres. Se suspendieron las clases y todos los actos públicos, mientras en la calle se comentaba con tristeza la desaparición de Quintana. Según sus contemporáneos era un hombre afable y en su habla introducía frecuentes reflexiones y observaciones. Ibarguren recordaba: “Cierta tarde de verano mientras firmaba,  molestábale una mosca con tanta insistencia que dejó la pluma para hacerme esta reflexión: Mire usted lo limitado que es, en realidad, el poder de los hombres: ¡todo un jefe del Estado no puede con una mosca!”. Fue sepultado el 15 de marzo en el cementerio de la Recoleta. Se había casado con Susana Rodríguez Viana y fueron padres de: Manuel Mariano (1862-1863); Manuel Carlos (1864-1920); Eduardo Abraham (1865-1900); Adolfo Mario (fallecido a los tres meses de nacer en 1867); María Luisa (1869-1944); María Susana (1871-1894); Elena Julia (1873-1910); Adela Mercedes (1874-1959); Alfredo Luis (1880-1911); y María Eugenia (1881-1961). Una de las hijas de Quintana, Adela Mercedes se casó con Hilarión Domingo Moreno Montes de Oca (1863-1931) y fueron padres del célebre jurista, catedrático y diplomático Lucio Moreno Quintana (1898-1979).

Fuente:
Discursos pronunciados por el Diputado doctor Manuel Quintana en el Congreso Argentino en la discusión del proyecto de ley de intervención, con prólogo de Nicasio Oroño, Buenos Aires, Imprenta Moreno 130, 1870.

Bibliografía:
Cutolo, Vicente O., Nuevo Diccionario Biográfico, Buenos Aires, Elche, 1978, t. V.
Ibarguren, Carlos, La historia que he vivido, Buenos Aires, Peuser, 1955.
Levaggi, Abelardo, Dalmacio Vélez Sarsfield, jurisconsulto, Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 2005.
Pérez Amuchástegui, Antonio J., Crónica argentina histórica, Buenos Aires, Codex, 1979, t. V.

Wright, Ione S. y Nekhom, Lisa M., Diccionario histórico argentino, Buenos Aires, Emecé, 1990.

lunes, 11 de agosto de 2014

REVOLUCIÓN HAITIANA

Toussaint Louverture.



 Por Morisseau  Buton  Junior


Introducción.

La Revolución Haitiana, considerada como una de las principales revoluciones mundiales por su carácter no liberal y netamente africano que tiene como consecuencia directa el fin perdurable de la Esclavitud en Haití abriendo la puerta a la abolición de la esclavitud en el mundo. Una historia extraordinaria, un pasado glorioso si tomemos en cuenta sobre todo las enormes dificultades que superaron, enfrentando a las grandes potencias de la época tales, Francia, Gran Bretaña, España hasta que lograron su independencia y convertirse al primer país negro del mundo en romper la cadena esclavista. No podemos hablar de la Revolución Haitiana sin mencionar a los Padres de esta que son también los luchadores y Padres de la Patria, son, Boukman, Mackandal, Toussaint Louverture, Jean Jacques Dessalines, Henri Christophe. Cabe mencionar que ellos vencieron a la armada napoleónica que fue considerada como una de las más potentes. Lo sorprendente e inimaginable después de nuestra independencia el 1 de enero de 1804 es que, las potencias de la época no la reconocieron, ya que, tuvimos que pagar una fortuna consecuente a largo plazo a Francia, estimada hoy en día a 21000 millones de dólares para reconocer nuestra independencia. Fortuna que terminemos de pagar recién en el año 1947. Estados Unidos la reconoció después de 58 años, es decir, en el año 1862. Entre tantos bloqueos económicos de estas potencias por nuestra independencia resulta ser uno de los factores mayores del problemática de la pobreza y de desarrollo del país en su lucha de desprenderse de estas potencias. A través de este trabajo vamos a enumerar y desarrollar las grandes etapas de la Revolución Haitiana, sus causas y sus consecuencias.

Primeras etapas de la Revolución Haitiana

La Revolución Haitiana empezó tímidamente  con la Revolución Francesa del 11 de septiembre de 1789  con el conflicto de los grandes propietarios y comerciante de la colonia y los funcionarios de esta. Querían los propietarios independizarse de Francia mientras que los comerciantes seguían siendo muy fieles. Tuvo un impacto considerable sobre las sociedades racistas y esclavista de la colonia. El espíritu de esta revolución era proclamar la igualdad entre los hombres, entablar una vida libre y dinámica. En contrario al espíritu de esta Revolución, no se les aplicaba esta igualdad predicada a los esclavos, lo que va despertar sus orgullos, que se van a manifestar mediante actos violentos, hechicería como métodos para traducir su ira y desaprobación de estos comportamientos de los colonos franceses. Esta desaprobación e ira empezó tímidamente con la Revolución Francesa porque tenían los colonos franceses una actitud discriminatoria hacia los esclavos de la colonia, lo que va a producir como resultado la “Ceremonia de Bois-Cayman” el 14 de agosto de 1791. Fue una ceremonia del sacerdote vudú Boukman, en la cual hacían sacrificios, preparando rituales satánicas  para matar y envenenar a los blancos y colonos franceses, lo que explica la muerte súbita de un sinfín de blancos y colonos franceses. Es considerada por los historiadores, como el punto de partida  de la Revolución Haitiana. Una semana más tarde, o sea el 22 de agosto de   1791 estalla la rebelión y el levantamiento  en el norte. Encabezado por Boukman, decenas de miles de esclavos mataron a todos los blancos y destruyeron las haciendas que eran consideradas como la representación de la maquina opresiva y represiva  de ellos. Murió poco después Boukman y su cabeza fue exhibida en la ciudad Cap-Haitien, segunda ciudad del país. Después de la muerte de Boukman, muchos líderes seguían con las luchas y permanecía el estado de inseguridad durante estas que va a coincidir con la “declaración de Abolición de la esclavitud”  el 4 de agosto de 1792 en la Asamblea Nacional Francesa, otorgando la ciudadanía a los hombres libres de color, enviando a tres comisionados, entre los principales Leger-Felicite Sonthonax y Etienne Polverel para tratar de aplicar las normativas que conlleva la Abolición de la esclavitud, pero, encontró una fuerte oposición de los blancos, la cual oposición va a contribuir más tarde con la aparición de nuevos líderes, tales, Jean-Jacques Dessalines, Toussaint Louverture, Henri Christophe.

Sociedad de Amigos de los Negros.

Como en toda lucha, surge siempre, simpatizante y opositor, de esta forma nació la “Sociedad  de Amigos de los Negros” en 1788, previo a la Revolución Francesa. Esta asociación u organización se simpatizo con la lucha de los esclavos de la colonia, llevando así las reivindicaciones de los esclavos en búsqueda de su libertad. La Sociedad de Amigos de los Negros, a pesar  de sus pocos medios, influyo mucho en las discusiones sobre la Abolición de la esclavitud del 4 de abril de 1792 formado por un grupo heterogéneo movidos por ideologías e intereses diferentes que pretendían llevar la esclavitud a su fin. Su movida en Francia tuvo un fuerte impacto en la colonia, ya que esta movida causó temor y recelo entre los propietarios de esclavos, a la vez que alentó las esperanzas de igualdad de mulatos y negros.

Reclamaciones y tensiones.

Entre tantas reivindicaciones, sublevaciones, levantamientos, en la noche del 28 de octubre de 1790 un grupo de unos 350 mulatos encabezados por Vincent Ogé y Chavannes, manifestaron frente a la Asamblea de Port-au-Prince para exigir igualdad de derechos para mulatos y negros. La manifestación se contagió rápidamente y reprimida con el extremo rigor, incluyendo ejecuciones. Frente a esta situación, los líderes tuvieron que escaparse, refugiándose en Santo Domingo para evitar toda ejecución, pero los españoles, lamentablemente los entregaron y fueron condenados al suplicio y ejecución pública. En Francia, cuando se enteraron de la noticia de la ejecución y de los acontecimientos que llevaron a cometer este crimen, fueron muy atemorizados, entonces, de allí, decidieron otorgar la ciudadanía a un número muy reducido de mulatos ricos, lo que agravo aún más la  situación ya que no satisfizo ni a los blancos ni a los mulatos. La tensión surge también entre los pequeños blancos, autodenominados patriotas y los grandes blancos (partidarios de una independencia al estilo de Estados Unidos, que garantizara la continuidad del sistema de los esclavistas).

Abolición de la esclavitud.

Tal como le hemos mencionado anteriormente, el 4 de abril de 1792 la Asamblea Nacional Francesa decide otorgar la ciudadanía a los hombres libres de color. Para aplicar la medida decidieron enviar tres comisionados, de los cuales los principales eran Léger-Félicité Sonthonax y Étienne Polverel, acompañados de una fuerza de 6000 hombres, que llegaron a la Española en septiembre de 1792. La medida contaría con la fuerte oposición de los blancos. Para derrotarlos, Sonthonax recurrió a los mulatos, y con ayuda de estos y las tropas leales lograron controlar tanto a blancos como a esclavos. Pero en febrero de 1793 se produjeron dos hechos significativos: Francia declaro la guerra a Gran Bretaña y el rey Luis XVI fue ejecutado dando comienzo a la República. Ambos hechos tuvieron inmediatas consecuencias en la colonia. Los realistas se sublevaron. El general francés Galbaud, jefe de las fuerzas en Le Cap, se rebeló. Sonthonax recurrió no solo a los mulatos sino que reunió una fuerza de cerca de 10000 esclavos a los que otorgó la libertad. Logro derrotar y expulsar a Galbaud pero la liberación de tan alto número de esclavos irrita a los mulatos, que también eran propietarios de esclavos. Privado de su principal apoyo y ya siendo inminente la invasión por parte de los ingleses, busca el apoyo de los negros para lo cual el 29 de agosto de 1793, Sonthonax, decreto la emancipación general de los esclavos en el norte de Saint-Domingue, medida que rápidamente se extendió a toda la colonia. El 4 de febrero de 1794, la Convención Nacional Francesa declaro abolida la esclavitud de los negros en todas las colonias francesas. Con la abolición por la Convención Nacional Francesa de la esclavitud de la negros en todas las colonias, los esclavos, mulatos, negros pensaron que todo se habían terminado, pensaron que iban a empezar una nueva era, respirar nuevo aire, pero no fue así, rápidamente, se dieron cuenta de que tenían que seguir luchando si de verdad quieren tener esta libertad tan soñada. De allí, se vieron (los esclavos) obligados a tomar sus destino en mano manifestando cada vez más violenta para que pudieran disfrutar de su libertad, de su derecho a tener o llevar una vida digna, decente, para eso, tuvieron que pagar con el precio incalculable de su vida para defender lo creían que era lo mejor para sus descendientes, para las futuras generaciones.

Luchas contra Gran Bretaña y España.

Gran Bretaña y España vieron en la rica colonia de Saint-Domingue un apetitoso botín además de la oportunidad de privar a Francia de una de sus mayores fuentes de recursos. En especial Inglaterra envió en 1794 una poderosa expedición cuyo número exacto de tropas es incierto pero que puede haber estado en varias decenas de miles que ocupó Port-au-Prince y otros puntos costeros. España, por su parte, intento ganarse el favor de los esclavos prometiéndoles la liberación, y atacó la colonia desde su parte de la isla. Los principales dirigentes de la rebelión de esclavos pasan a luchar por España. La parte francesa de la isla estaba invadida por la Marina británica y por las tropas españolas a las que se habían unido numerosos monárquicos franceses blancos. Las fuerzas francesas son derrotadas en las ciudades costeras por los ingleses y en gran parte del interior por los españoles.
 Toussaint Louverture.
El 5 de mayo de 1794, Toussaint Louverture, libertador haitiano que desde 1791 hasta entonces había luchado para España, influenciado por los comisarios y el general en jefe Etienne Laveaux, se inclino al bando francés. El ejército que estaba a su mando, en el que había soldados negros, mulatos e incluso algunos blancos atacó a sus antiguos aliados y les arrebató una decena de ciudades. En un año, y gracias a su hábil manejo de la situación, rechazó a los españoles hasta la frontera oriental de la isla y consiguió derrotar a sus antiguos jefes, que habían permanecido leales a España. En marzo de 1796, salvó a Laveaux, con problemas por su severidad tras una rebelión de mulatos en Cap-Français (actual Cap-Haitien, segunda Ciudad del país ubicado al norte). Sin embargo, la lucha contra los británicos resultó más complicada. Toussaint no pudo echarlos ni del Norte ni del Oeste. En el Sur, el general mulato André Rigaud lograba contenerlos, pero no era capaz de rechazarlos. El regreso de Sonthonax como comisario civil en mayo de 1796 hizo planear sombras a las ambiciones de Toussaint Louverture de convertirse en el único dirigente. Consiguió que Lavaux y Sonthonax fueran elegidos en septiembre de 1796 diputados ante el Directorio para que de ese modo volvieran a la metrópoli: el primer desde octubre, el segundo en agosto de 1797. Pero para tranquilizar a Francia, envió a sus dos hijos a estudiar a París. Gracias a las armas llegadas con la comisión de 1796, Louverture contaba con un ejército de 51000 soldados (entre ellos 3000 blancos). Reemprendió la lucha contra los británicos y tuvo diversas victorias, aunque ninguna de ellas fue decisiva. Cansados por esa resistencia, luego de fuertes bajas debido tanto a las luchas como a las enfermedades, ante la amenaza de un contraataque de Toussaint en Jamaica y con poco que ganar en esa guerra, los británicos decidieron negociar. Louverture consiguió apartar de las negociaciones al último comisario civil Julien Raimond  y al último general en jefe: Hédouville, llegado en marzo de 1798. Para deshacerse de Hédouville, Louverture alertó a los negros del Norte, que el 16 de octubre de 1798 se rebelaron contra el general, que había ordenado el desarme de los negros, lo que obligó a Hédouville a reembarcarse precipitadamente hacia Francia junto a numerosos blancos. El 31 de agosto de 1798, los británicos dejaban la isla de La Española. Una vez libre de los controles franceses, Toussaint se volvió contra el jefe de los mulatos, Rigaud. Louverture, secundado por los generales Jean-Jacques Dessalines y Henri Christophe, aprovechó un incidente y le provocó, con lo que Rigaud inició las hostilidades en junio de 1799 dando comienzo a la Guerra de los Cuchillos. Desde noviembre la facción mulata se encontraba acorralada en el puerto estratégicamente importante de Jacmel, en la costa meridional. Alexandre Sábes, llamado Pétion, encabeza la defensa, y Jean Jacques Dessalines dirige el asalto. La caída de Jacmel en marzo de 1800 puso fin a la revuelta y Rigaud y Pétion, junto con otros dirigentes de color, se exilió a Francia. Toussaint derrotó a las tropas de su enemigo tras una sangrienta guerra. Deseoso de restablecer la economía del país, Louverture publicó el 12 de octubre de 1800 un reglamento de cultivos que obligaba a los negros a trabajos forzados en las plantaciones, por lo que hubo bastante descontento. A finales de octubre los negros del Norte se rebelaron y llegaron incluso a degollar a los blancos. En pocos días, Toussaint dispersó a los rebeldes y ordenó fusilar a 13 cabecillas, entre los que estaba su propio sobrino, el general Moise. Para conseguir el apoyo de los blancos volvió a llamar a los huidos y decretó que el catolicismo pasara a ser la religión oficial. Con estos hechos desplazó a sus adversarios internos y a las autoridades francesas, aunque nunca proclamó la independencia. En enero de1801 invade la parte española de la isla (que en 1795 había sido cedida a Francia por el Tratado de Basilea) y la anexa, liberando a los esclavos. El mismo año (el 9 de mayo), propone un Proyecto de Constitución por la cual la colonia, aún proclamándose parte integral de Francia, tendría un gobierno que gozaría de una enorme autonomía y otorgándose a sí mismo el gobierno vitalicio. La Constitución es rechazada por Napoleón quién decide enviar una fuerte expedición militar a reconquistar la isla además de restablecer la esclavitud. 

Expedición militar francesa en 1802.

Napoleón tenía planes de establecer un gran imperio colonial en América para lo cual se hizo ceder el enorme territorio de la Luisiana de parte de España y necesitaba recuperar el control total de su principal colonia: Saint Domingue. En enero de 1802, una fuerte expedición militar de 24000 hombres, al mando del cuñado de Napoleón, el general de brigada Charles-Victor-Emmanuel Leclerc, hizo arribo a Haití logrando en un primer momento el acatamiento de una parte de los haitianos bajo falsas promesas de no reinstaurar la esclavitud y de respetar los grados militares de los haitianos. En esta expedición regresaban Rigaud y Pétion, los líderes mulatos expulsados por Louverture. Los franceses gobernaron también el este de La Española por un período de seis años hasta serexpulsados por un grupo de dominicanos quienes bajo el mando de Juan Sánchez Ramírez reincorporaron la parte oriental al dominio de España. Pero Louverture, con la otra parte de los haitianos, no se dejó engañar fácilmente. Se replegó hacia posiciones más seguras, a la vez que seguía una política de tierra quemada y firmó un pacto de amistad con Gran Bretaña. Christophe incendió Le Cap ante la llegada de los invasores. Port-de-PaixSaint-Marc y Gonaïves (ciudades en la parte septentrional de Haiti) corrieron igual suerte. Los comienzos de la campaña no fueron felices para Toussaint. El general Maurepas, se sometió en Port-de-Paix. Toussaint mismo fue vencido en Ravine-à-Couleuvres y Dessalines fracasó contra Port-au-Prince. Leclerc intuyó los planes de Toussaint y ordenó la marcha convergente de sus tropas contra Les Cayes, sobre uno de cuyos montículos se alzaba el fuerte de la Crète-à-Pierrot, donde se libró, del 11 al 24 de marzo, el combate más glorioso de la historia haitiana. La parte española de la isla apenas ofreció resistencia, pero en la ciudad de Santo Domingo, el gobernador haitiano, general Paul Louverture, se negó a entregar la plaza, contra el deseo de los dominicanos, que se aliaron a los franceses, quien luego de ardua lucha tomaron la plaza. El 2 de mayo de 1802, Toussaint ofreció su capitulación a cambio de quedar libre y de que sus tropas se integraran en el Ejército francés. Prontamente las promesas francesas fueron desenmascaradas al llegar noticias de la reinstauración de la esclavitud en otras colonias como Guadalupe y con la captura mediante engaños de Louverture el 7 de junio, quien se había retirado a una hacienda, y su envío a Francia (Fort de Joug) dónde muere encarcelado bajo duras condiciones. Este intento de privar a los haitianos de su líder resultó en un gran fracaso porque los militares haitianos, avezados en las luchas contra ingleses y españoles, intuyeron que seguirían la misma suerte y se rebelaron. El arresto de Toussaint, seguido de una orden de desarme general de la población, exaltó los espirtus, y Charles Belair se proclamó general en jefe de los rebeldes. El general Dessalines (ahora en el bando francés) obtuvo autorización de Leclerc para combatirlo, y lo apresó en una emboscada. Juzgado ante un Consejo de guerra, Belair fue fusilado.

Etapas.
“La lucha por la independencia en Haití se desarrolló en varias etapas. En la primera, los grandes terratenientes, los esclavos, los comerciantes y los blancos pobres —llamados petits blancs— se solidarizaron con el movimiento revolucionario que había estallado en la metrópoli y formaron una asamblea local, que reivindicaba el fin del pacto colonial. En una segunda etapa, los mulatos libres comenzaron a apoyar la revolución metropolitana, creyendo que con eso obtendrían de los blancos residentes en la colonia la plena igualdad de derechos para los hombres libres, independientemente del color. Sin embargo, en 1790 los plantadores blancos reprimieron ferozmente las reivindicaciones de los libertos. Y estos, a su vez, no tuvieron otra alternativa que aliarse, un año después, con dos grupos de esclavos sublevados o marrons”.

Consecuencias de la Independencia Haitiana.
La independencia de Haití trajo consigo un sinfín de consecuencias; nos costó nuestra vida, nos costó una fortuna importante económicamente, biológicamente y psicológicamente. Entre estas consecuencias podemos enumerar las siguientes:
§  La colonia se independizó de Francia con el nombre de Haití. Es la segunda nación americana en independizarse, después de los Estados Unidos. Se considera, asimismo, la primera república negra del mundo y una de las pocas rebeliones de esclavos culminada con éxito.
§  La esclavitud, base de la economía, es abolida.
§  Los blancos, con muy pocas excepciones, son exterminados o expulsados del país por lo que éste queda habitado y gobernado por negros y mulatos.
§  La economía de las plantaciones, sin su sustento en la esclavitud, cayó bruscamente (a  pesar de diversos intentos de reactivarla mediante trabajos forzados remunerados) siendo sustituida mayormente por una economía de subsistencia al estilo africano.
§  Haití  sufrió un largo período de aislamiento internacional promovido, fundamentalmente, por las potencias europeas, Francia y los Estados Unidos que no admitían la existencia de una nación gobernada por ex-esclavos lo que implicaba una amenaza para sus propios sistemas esclavistas.
§  Como consecuencia adicional, Francia, bajo la dirección de Napoleón al ver fracasada su aventura colonial en América vendió la Louisiana a los Estados Unidos en 1803, duplicando el territorio de este país y abriendo el camino para su expansión hacia el oeste.
§  Además la Revolución Haitiana tuvo consecuencias en toda la zona del Caribe, asestando un duro golpe al sistema esclavista predominante en la región. En 1804 se declara la abolición de la esclavitud en Haití. Hacia 1830, los ingleses abolieron la esclavitud en sus colonias

Guerras de la Independencia.
La política de sangre inaugurada por Leclerc hizo ver a los oficiales de color que no había seguridad para ellos, junto a los franceses. Así, en la noche del 13 al 14 de octubre de 1802, el mulato Pétion y Clerveaux desertaron. Christophe y Dessalines no tardaron en unírseles. Desde ese momento las bandas que merodeaban por los campos tuvieron líderes y se inició la verdadera guerra de liberación. Mientras tanto, Leclerc murió de fiebre amarilla y tomó el mando el general Rochambeau, cuya tiranía enajenó a Francia las últimas simpatías de los haitianos. Pétion, reconoció a Dessalines general en jefe de los rebeldes (con motivo a la conferencia secreta de Arcahaie), y este hecho hizo que la mayoría de los jefes de banda se agruparan alrededor del último. A fines de 1802, Dessalines, asistido por Christophe y Pétion toman la dirección de la lucha por la independencia radicalizando el legado de Louverture. Logran la unidad de negros y mulatos. Hasta 1803, el Sur había asistido a los acontecimientos sin tomar parte de la rebelión. Al final, el general Nicolas Geffrard lo arrastró al movimiento liberador. Dessalines desplegó una actividad extrordinaria desde noviembre de 1802, por todo el Noroeste y el Oeste. Tras crear el 18 de mayo de 1803 la bandera nacional, fraternizó en la llanura de Les Cayes con Geffrard. La lucha se generalizó contra el ejército cada vez más reducido de Rochambeau, y luego de una serie de campañas (Jérémie, Jacmel, Saint-Marc, Fort-Liberté y Anse-à-Veau), el 11 de octubre, Port-au-Prince capituló y el 17 Geffrard entro en Les Cayes. A fin de mes, Francia solo conservaba el Môle Saint-Nicolas y Le Cap, que Dessalines resolvió tomar, para lo cual concentró 20000 hombres en Limbé. Comprendiendo que un sitio en regla era preferible a una ofensiva, empezó el 18 de noviembre a bombardear los fuerte de Breda y deCharrier. Esta campaña que culminó el 18 de noviembre de 1803 con la decisiva victoria haitiana en la Batalla de Vertierres, que obligó a las tropas francesas a capitular en Le Cap. El 4 de diciembre, Rochambeau capituló en el Môle Saint-Nicolas, terminando de este modo la guerra de independencia.

 Primeros años de la Independencia.
El 1 de enero de 1804, Dessalines proclamó la independencia en Gonaïves.De esta forma Haití se convirtió en el primer Estado independiente de América Latina. Dessalines, un esclavo nacido en una plantación del Norte, quedó como jefe del recién Estado haitiano. Decidió después de su primer año de mandato proclamándose a sí mismo Emperador del país con el nombre de Jacques I, dando lugar al Imperio de Haití. El emperador dio a su gobierno una fuerte impronta nacionalista pero al mismo tiempo buscó consolidar su poder personal creando un Estado autocrático, similar al que nacía en Francia durante esos años. Sus métodos autoritarios, derivados de la implementación del «fermage», y una suma de luchas en toda la isla llevaron a una decadencia del imperio, lo que dio como resultado que el este de la isla fuese recuperado por los españoles, mientras que en el oeste se constituyese un complot entre los generales Christophe y Petion que dio como resultado su asesinato en 1806. Los instigadores del complot, debido a sus divergencias, libraban luchas por el liderazgo que desembocaron en la división del territorio desde 1806 y una guerra declarada como tal hasta 1810Henri Christophe, un antiguo esclavo, estableció en el norte elEstado de Haití, que en el año 1811 se convirtió en el Reino de Haití, proclamándose como rey Henri I; en el sur, el mulato Alexandre Pétion gobernó la República de Haití, que brindó amplio apoyo en armas y dinero a Simón Bolívar, a cambio de la abolición de la esclavitud en los territorios que fueran liberados. Pétion estaba convencido de que sólo la independencia de toda América garantizaría la de Haití, acosado por las potencias europeas y por Estados Unidos. Muerto Pétion en 1818, el general Jean Pierre Boyer es electo presidente de la república y cuando Henri I se ha suicidado, reconquista el norte del país en 1820 consolidando la república.

Conclusión.

La independencia de Haití es fruto de interminables luchas de los esclavos, que creían en todo el momento de esta lucha, podían llegar a independizarse de Francia, sea cual sea el precio a pagar. Con esta independencia y estando el primer país de Latinoamérica, negro, esclavizado y segundo en América después de los Estados Unidos, abrió las puertas de la libertad a todo el mundo esclavista, ocupados, para indicarles el camino a seguir para lograr su independencia. Lamentablemente, hoy en día, las manos de Estados Unidos, Francia y otros siguen impidiendo el desarrollo, la expansión del país porque no quieren que el elija su propio destino, una actitud que podrá producir más tarde si tomamos en cuenta las manifestaciones de ira, de desaprobación de las políticas de la ONU, Estados Unidos, Francia, Canada, que ya empezó con manifestación que se va ampliando día a día hasta   otra inminente sublevación a la manera de nuestros héroes de la Independencia Haitiana.

Referencias Bibliograficas:
-         
       Histoire d´Haiti, ed. 1994

-          Haitiwebs. Haiti History, Capitulo XXV. Consultado el 20 de octubre de 2011

-          Robert Henl, Written in Blood: The Story of the Haitian People Pág. 791

-           Coupeau, Steve 2008. The History of Haiti. Westport, CT: Greenwood Press.


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