miércoles, 18 de octubre de 2017

EL CRUCE POR LA LIBERTAD. EJÉRCITO DE LOS ANDES 200 AÑOS















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       Palabras pronunciadas por el señor Presidente del Instituto Argentino de Historia Militar, Gral. de brigada (Art. 62) Rafael José Barni, en el Regimiento de Granaderos a Caballo en oportunidad de la presentación del libro El cruce por la libertad. Ejército de los Andes 200 años.

       Señor JEMGE
-          Señores Generales en actividad y retiro

Agradezco la gentileza del señor JEMGE de otorgarme el privilegio de presentar este libro, lo que constituye un honor para mí.
Al igual que con otras actividades que se están llevando a cabo en el corriente año, la motivación principal de escribir este libro fue la de rendir un homenaje a los hombres y mujeres que hacen 200 años dieron todo de sí para que hoy disfrutemos de una nación libre e independiente.
La idea de su confección surgió en el mes de agosto del año pasado, cuando en una charla por mail, el Señor General López Ardiles, presidente de la Academia de Historia Militar de Chile, con quien establecimos una estrecha relación en el 2016 durante el Congreso Internacional de Historia Militar que organizamos en Buenos Aires, me propuso hacer un libro conjunto entre su academia y nuestro Instituto y presentarlo en la ceremonia que se llevaría a cabo, como efectivamente sucedió, el 12 de febrero de este año en el monumento a la batalla de Chacabuco en Chile.
Debo decir que además del interés histórico del señor General, por estar presidiendo una institución similar a la nuestra, él es chozno de un López Ardiles que a órdenes de nuestro Gran Capitán, combatió en Chacabuco.
Comprendiendo no sólo la importancia histórica sino institucional y política que este proyecto tenía, acepté de inmediato y luego pensaría quienes colaborarían en la obra y cómo nos repartiríamos los diferentes capítulos.
Consulté luego con dos miembros de número del Instituto de Historia Militar, en quienes me apoyo frecuentemente por su experiencia, el Señor Grl VGM Diego Soria y el Doctor Guillermo Palombo y por supuesto me dieron su total apoyo.
Habrían pasado 10 días cuando el Grl López Ardiles me informa que se había presentado en Chile un libro escrito por un historiador chileno titulado “De Mendoza a Chacabuco”, de excelente calidad historiográfica aunque de modesta presentación formal. Dicho libro habría sido del agrado del Cte J del Ejército chileno y habría resuelto hacer una edición de calidad y sería el libro que Chile presentaría en ocasión de la ceremonia del bicentenario.
Como un caballero que es el señor General, aunque no me expresó más nada, pero me estaba diciendo, lo siento, no fue mi intención, pero el proyecto conjunto se murió.
Le agradecí e inmediatamente le expresé que no nos podía sorprender Maipú en el 2018 ya que tendríamos un año y medio por delante, cuestión que más tarde aprobaron nuestro JEMGE y el Cte J del ejército chileno y el proyecto está en sus inicios.
De allí surgió la idea de hacer este libro, porque la epopeya de los Andes y su epílogo en Chacabuco, es un bicentenario, de los varios que estamos cumpliendo y seguiremos cumpliendo, demasiado importante para que pase desapercibido en nuestro país.
Las ideas pueden ser muy buenas, pero si no hay manera de gestionarlas, allí quedan como buenas intenciones.
Recibí el apoyo irrestricto y muy entusiasta del ex Secretario del Ejército, Grl Noriega y del Grl Suñer para llevar a cabo esta idea, no sólo en algo fundamental como lo es el apoyo financiero, sino que además el Grl Noriega me puso a disposición toda la apoyatura de la Secretaría para confeccionar el libro y quien  alguna vez se dedicó a esto, debe saber el tremendo esfuerzo de corrección, diagramación y compaginación que hay detrás de un libro.
Quienes trabajaron en su confección?. El señor General Br VGM Diego Soria, que todos conocen muy bien, y es a quien molesto frecuentemente por teléfono para requerir su opinión o consejo en los asuntos del Instituto de Historia Militar. Fue Jefe del Regimiento de Infantería 4 en la guerra de Malvinas, Presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano durante varios años y Académico de número de la Academia Nacional de la Historia, sólo para nombrar, entre otros, algunos de sus pergaminos.
El Doctor Guillermo Palombo,  quien es integrante del Instituto desde que el Grl Goyret lo recreara en 1994. Historiador de fuste, muy experimentado y sumamente riguroso y detallista en sus trabajos de investigación. Alguna vez le dije “menos mal que no te tuve de superior, profesor o integrante del tribunal de tesis, porque me hubieras destruido”, usando otras palabras…..El Doctor Palombo es miembro de número del Instituto Nacional Sanmartiniano, también entre otros pergaminos.
Colaboraron con las ilustraciones y los mapas, aspecto fundamental en un libro de historia para hacerlo más ameno, el Doctor Julio Luqui Lagleyze y el Coronel VGM  Alfredo Stahlschmidt.
Los cuatro hacedores del libro forman parte del grupo  de historia militar de la Academia Nacional de la Historia, grupo que dirige el Doctor Miguel Ángel De Marco.
Hasta aquí la génesis de este libro y sus protagonistas, hablemos ahora un poco de su contenido.
Un libro es un borrador que su autor se cansó de corregir y quienes participamos de este libro, no escapamos a esta regla de oro y seguramente cuando recorramos sus páginas seguiremos  encontrando defectos y aspectos a corregir y mejorar, pero en algún momento hay que mandarlo a la imprenta.
Con esto quiero decir que por haber sido parte de este libro, seré poco objetivo en su análisis y serán los lectores los que juzgarán su contenido, pero permítanme expresar mi muy modesta visión de este libro.
Dos cuestiones fundamentales le dan al mismo una personalidad particular, una es de forma y la otra de fondo.
En su diagramación fuimos intercalando ilustraciones para que el lector las relacione con el relato y le permita hacer más fácil volar su imaginación. Asimismo intercalamos mapas para entender con un elemento gráfico lo que se está narrando gráfica y temporalmente.
En mi escaso tiempo dedicado a la Historia Militar, he podido comprobar que esto de los mapas es una falencia reiterada de los historiadores. Extensos relatos de ambientes geográficos y campañas, sin el mapa que permita visualizar lo que se está describiendo.
Quizás sea un defecto mío, por esa necesidad que tenemos los soldados de disponer de la carta claramente pintada, de modo que allí encontrarán los mapas que necesitan para seguir sin inconvenientes el relato.
Cada capítulo responde a una temática diferente, pero además los hemos subdividido en partes separados por un número romano, para cambiar de tema y no hacer tan monótona su lectura.
El segundo aspecto, el de fondo, es el que le pone un sello particular al libro. El mismo está confeccionado fundamentalmente sobre la base de documentos y no de la extensa bibliografía que existe al respecto, aunque en algunos casos ambos aspectos, documentos y bibliografía se confrontan.
Existe una gran diferencia entre un libro que se apoya en citas de otros libros y uno como este que se sustenta en documentos, máxime cuando los mismos son la correspondencia del actor principal, el General San Martín.
Constituye un acierto haber expuesto serialmente la correspondencia privada de San Martín con el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón y también la intercambiada con Tomás Guido, que era su colaborador en el Ministerio de Guerra. Todo esto publicado en un  tomo por el Instituto Nacional Sanmartiniano bajo el título de “Documentos para la historia del Libertador”.
Allí está la médula del pensamiento de San Martín, sus tribulaciones frente a los desafíos que tuvo que enfrentar a diario.
Leer este libro, será como estar escuchando al Gran Capitán hablando en primera persona y esto es lo que lo hace particularmente atractivo, interesante y con un sello historiográfico diferente a los demás libros sobre el tema.
Los autores nos describen el cuadro de la formación del Ejército de los Andes, el cruce de la cordillera y la batalla de Chacabuco, como un observador que acompañando a nuestro Libertador le permite analizar con mejor perspectiva las luces y las sombras de esta epopeya.
Si declarar la independencia no era soplar y hacer botellas, como le manifestara Godoy Cruz en una carta, tampoco lo era formar un ejército. Pocas veces entre nosotros, alguien hizo tanto con tan poco. San Martín formó un ejército, con lo que pudo y con lo que tenía.
Pese a las tentativas de formar un Estado Mayor, no había gente preparada para integrarlo y hacerlo funcionar como tal. No tenían la experiencia adquirida por San Martín en el servicio de estado mayor en España, de un ejército en campaña, donde las decisiones deben ser rápidas, sin vacilación y con el permanente riesgo de desatar tragedias.
A medida que se avanza en la lectura de los capítulos, se advierte que del texto surge una atmósfera impregnada por la personalidad de San Martín. Está presente en cada medida que toma. Se evidencia su pensamiento íntimo expresado a Pueyrredón y Guido, y así uno comprende que estamos ante quien fue más que un Jefe, porque ejercía sobre sus subordinados mando y autoridad. Por su mando le obedecían, por su autoridad era respetado y admirado.
El libro se detiene rápida pero minuciosamente en las características del vestuario y del equipamiento, del armamento y la munición y uno allí advierte a un comandante práctico que conoce el oficio de la guerra.
La investigación histórica, que no se detiene nunca, refleja en este libro de manera particular lo relativo a las circunstancias y características de la creación de la bandera de los andes, tratando de esclarecer nuevas incógnitas.
En la faz estrictamente operacional, describe su plan estratégico, al cual para entenderlo, primero deberíamos tener en claro lo que es la estrategia, aunque esta terminología no era la usada en la época.
La principal característica de la estrategia y su gran diferencia con la táctica,  es que se mueve en un alto grado de incertidumbre, porque siempre habrá una voluntad inteligente que se opone a la propia y difícilmente podremos saberla, porque esa intención estará en la cabeza del comandante enemigo y la única manera de reducir esa incertidumbre es hacerle hacer al enemigo lo que uno necesita que haga y esta  es para mí la más clara  definición de estrategia. Decía Napoleón “creado el acontecimiento la batalla está ganada”.
El General San Martín, que era un verdadero estratega y también un valeroso táctico, como lo demostró en San Lorenzo y en Chacabuco, concibió un plan para que el Mariscal Marcó del Pont hiciera lo que él necesitaba , dividir sus fuerzas ya que enfrentarlas reunidas hubiera sido una derrota casi segura. Al dividir sus fuerzas en un frente de casi 900 Km lo ponía en una situación de debilidad en todas partes y además mantuvo el secreto de su centro de gravedad, es decir el lugar por donde iría su esfuerzo principal, para que no tenga tiempo de reunir sus fuerzas. Esto fue la esencia de la estrategia de San Martín y lo logró con su plan de invasión y la guerra de zapa.

En lo que a táctica se refiere, constituye otro acierto de este libro, el sintético pero muy prolijo estudio sobre la influencia de la táctica francesa para la infantería y la caballería que se introdujo en España, a modo de ensayo en la última década del siglo XVIII y que influenció en el ejército realista que conducía el Mariscal Marcó del Pont.

Lo que diferencia a la Historia general con la Historia Militar, es que ésta debe necesariamente, terminar con conclusiones, experiencias, enseñanzas y críticas, para que el profesional militar y también el político, comprenda analizando el pasado, la realidad
del presente del pensamiento militar y se prepare mejor para el futuro. Este libro no nos dejará enseñanzas de lo tecnológico porque ya no combatimos con sables ni lanzas ni fusiles a chispa, pero si encontrarán mucho del comportamiento humano, del mando, de las crisis en el combate, de las previsiones logísticas. Dejamos al lector que saque entonces esas conclusiones que es lo que le da razón de ser a la Historia Militar y como dijera Liddell Hart “la historia militar es la base de la educación militar para quienes raramente podrán practicar su oficio”.


Me tocó la tarea de coordinar la confección de este libro y lo único que me resta expresar es mi sincero agradecimiento a quienes trabajaron en el mismo y a quienes me apoyaron incondicionalmente para que hoy tengamos este HOMENAJE hecho libro en nuestras manos.

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