miércoles, 11 de marzo de 2009

SERAPIO BORCHES DE LA QUINTANA

Serapio Borches de la Quintana.




Cabildo y sede de la Policía porteña (1870).




Bolsa de Comercio (1866).






Por Sandro Olaza Pallero






El 1° de febrero de 1873, en la segunda entrega del tomo I de la Revista Criminal, editada en Buenos Aires, con el título de “Serapio Borches de la Quintana. Sus crímenes y aventuras”, se editó la primera entrega sobre las andanzas de este célebre ladrón y estafador. La publicación lo calificaba como un criminal famoso entre los más famosos criminales y se preguntaba. “¿Quién es, en efecto, Serapio B. de la Quintana? ¿Acaso un asesino? No! Un ladrón? Sí!”. 
Afirmaba que era un ladrón en el cual concurrían todas las condiciones para serlo sobresaliente, un delincuente de quien el mismo “Jorobado Parodi”, quedaría admirado. “Cinismo, perspicacia, resolución, firmeza, sangre fría, discreción, habilidad; todo lo reúne, todo lo posee...Por el año de 1863, se hallaba establecido en el partido de la Mar Chiquita Serapio B. de la Quintana, en sociedad con dos hermanos”. Estafó a varios hacendados de esa localidad dando en garantía capital de sus hermanos y éstos últimos tuvieron que cancelar la deuda de la cual eran fiadores, por lo cual quedaron arruinados. 
Un año después, el 1° de febrero, la policía al mando del comisario Patricio Igarzábal, descubrió una importante falsificación de onzas de oro, así como de otras monedas y cuños. Se capturaron a los dos falsificadores y de los mismos sobresalía un joven de distinguida educación. 
“Era Serapio Borches de la Quintana, que después de dilapidar fuera del país todo el dinero que consiguiera por medio de la más indigna estafa, había vuelto para lanzarse resueltamente en las corrientes del crimen”. Los delincuentes confesaron en el sumario que habían estafado a varias casas de Buenos Aires y Montevideo. Las piezas eran de gran perfección y se llegaron a confundir con las legítimas. Los reos fueron condenados al presidio de Patagones y al poco tiempo, Quintana se escabulló de la cárcel. Nadie supo donde estaba y las autoridades locales mucho menos. 
Tiempo después se disfrazó de mercachifle para estafar a la gente desprevenida. Un día el comisario Francisco Wright caminando por la calle Reconquista, creyó ver en un mercachifle a este delincuente. Le dijo a Quintana donde vivía, pero el astuto estafador sostuvo que vivía en una fonda y que era la primera vez que arribaba a Buenos Aires. “Puesto bajo la acción de la justicia, fue enviado nuevamente al presidio de Patagones, después de comprobarse legal y plenamente, que don Pedro García, el honrado buhonero, era Serapio Borches de la Quintana, el célebre criminal, cuyas aventuras y hechos vamos narrando”. 
En 1870 el acaudalado comerciante Lorenzo Otero se hizo amigo de dos caballeros elegantemente vestidos y que tenían un lujoso carruaje, fue con ellos a un baile de máscaras en el Carnaval. Poco después se dio cuenta que estaba solo sin sus amigos. Éstos robaron su caja fuerte con una gran suma de dinero y varios cupones de la deuda oriental por valor de más de 24.000 pesos fuertes. Otero hizo la denuncia y la policía le preguntó de quien podría sospechar. La víctima respondió que sospechaba de los dos individuos que habían desaparecido. 
Poco después los estafadores se embarcaron ocultamente para Buenos Aires y cambiaron los cupones en la Bolsa de Comercio. Serapio de la Quintana tenía noble porte, su paso marcial, los guantes que calzaba, la varita lo hacían ver como un caballero distinguido. Pero en realidad era uno de los criminales más famosos de la galería publicada por la Revista Criminal.




Fuente:


Revista Criminal, Buenos Aires, 1873.

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