Por
Sandro Olaza Pallero*
Introducción
Salavina es uno
de las poblaciones más antiguas de Santiago del Estero y también de los curatos
de esta provincia y de Argentina, siempre nombrada en el canto popular
santiagueño. Ya existía antes de la llegada de los españoles
y figura como
curato en 1717, 1799, 1826 y 1835 (1). Los sanavirones poblaban el norte de
la provincia de Córdoba y la parte sur de Santiago del Estero donde se hallaba
Salavina. El jesuita Alonso Barzana señaló que el idioma de
los sanavirones era uno de los principales del Tucumán y que además hablaban
quechua. Todos los indios de Santiago del Estero, Tucumán, Córdoba “por medio
de esta lengua [quechua], que aprendimos, casi todos, antes de venir a esta tierra, se ha hecho
todo el fruto en bautismos, confesiones, sermones de doctrina cristiana que se
ha hecho y hace”. (2) Sobre la
religión de los sanavirones se conoce una causa judicial de 1620 donde se afirmaba
que rendían culto a Supay. (3)
En 1543 comenzó
la conquista y colonización de las tierras del Tucumán. Con la primera entrada llegaron
sacerdotes que fueron con el capitán Diego de Rojas y sus soldados, para asistirlos
religiosamente en esa etapa exploratoria. La primera misa que se celebró fue en
territorio santiagueño y entre otros oficios, se efectuó el sepelio del jefe
expedicionario asesinado por los naturales. Capellanes de la expedición fueron
Francisco Galán, de la Orden de los Comendadores de San Juan y Juan Cedrón. (4)
Dos ríos tuvieron una importancia decisiva con su cauce amplio y
exuberancia de peces: el Dulce y el Salado. Francisco de Aguirre, fundador de
Santiago del Estero, comenzó su primer gobierno con expediciones militares al
Salado, tierras de los sanavirones, Córdoba y el Paraná al sur y el cauce del
Bermejo a su regreso. Una vez emplazada
definitivamente la ciudad de Santiago del Estero, desde allí se expandió la
empresa fundacional que finalizó con el establecimiento de todas las ciudades
mediterráneas del territorio argentino. A su vez esta primigenia etapa misional
tuvo su corolario con la erección del obispado del Tucumán, dispuesta por Pío V
en 1570 con la Bula Super Specula
Militantes Ecclesiae, el primero del Río de la Plata, solicitado por Felipe
II. Por la misma establecía a Santiago del Estero como sede episcopal y su
catedral fue la primera del país hasta 1699 cuando se mudó a Córdoba. (5)
Siglos
XVII y XVIII
Para algunos
historiadores en 1623 se creó el curato de Salavina, establecido en la antigua
villa del mismo nombre. Orestes Di Lullo afirmó que en 1622 la doctrina de
Salavina, junto con las de Mopa y Sicha daba pingües beneficios. Amalia Gramajo
de Martínez Moreno señaló que el curato de Salavina provino de una doctrina, de
acuerdo a un documento eclesiástico de 1622 y que posteriormente se llamó
curato de Lindongasta. (6) Los curatos eran las antiguas parroquias y su fundación
se debía a la necesidad espiritual de los pobladores. (7) Varias disposiciones
reales establecieron la reducción de los indios rebeldes en los distintos
distritos, como la real cédula dirigida al obispo de Tucumán para que
coordinara acciones con los obispos y gobernadores del Río de la Plata. (8)
El gobernador Gutierre de Acosta y
Padilla otorgó en 1649 a Jacinto de Maldonado y Saavedra -yerno de Pedro
Villarroel y Cabrera quien falleció ese año- la merced de la encomienda de
Salavina y Siquinano. En el mismo año dejó el pueblo y repartimiento de
Maquixata. La confirmación de la encomienda se resolvió el 23 de abril de 1654
y se le ordenó dar buen tratamiento a los aborígenes, adoctrinarlos y
establecer vecindad en Santiago del Estero. La encomienda tuvo 36 indios
tributarios que pagaban 5 pesos de tasa, de los cuales 1 peso era para el cura
doctrinero. En 1677 Francisco de Maldonado y Saavedra recibió del gobernador
José de Garro las encomiendas de Salavina y Siquinano que eran de su padre. (9)
Por el año 1672, el licenciado Cosme del Campo Ibáñez era cura y vicario de
Salavina y sus anexos e informó de las desviaciones del río Dulce a la altura
de Lindongasta. (10) Las Ordenanzas de Alfaro -protectoras de los naturales- fueron
en varias ocasiones letra muerta y un ejemplo de ello fue el proceso iniciado
en Sabagasta por el alcalde Juan de Trejo en 1676 contra el indígena Juan
Balumba. Balumba era paje de Francisco de Solórzano y fue acusado por haberse
“vestido en traje de español con medias, zapatos, capa ungarina y espada,
queriéndose introducir a mestizo”. Fue castigado con veinte azotes y además se
dispuso “sea desnudado de dicho traje y vestido en el que tenía de antes de
indio…y corte el cabello a la barba como le usan los indios”. Según Hebe Luz
Ávila, el reo era un indígena bautizado: “…puesto que, así como a las indias se
les ponía el nombre de María, a ellos se los nombraba José o Juan. El balumba
(con minúscula), vendría a ser un apodo (“por mal nombre balumba”) y, si
atendemos al significado del término –de reminiscencias negroides en su
sonoridad-, podría tratarse de un personaje alborotador”. (11) La pobreza de los feligreses
y la falta de apoyo en general, hizo difícil el cometido de los curatos pero
esto no obstaculizó su influencia en las poblaciones santiagueñas en el período
hispánico, incluso mucho más importante que en la administración civil de los
partidos. (12)
Existieron procesos criminales por hechicería en el Tucumán, donde también
se incluía a Salavina. Los acusados admitieron su participación en las
salamancas. Ya existía una leyenda española de la salamanca en la literatura
barroca y evocaba a un tiempo magia, aprendizaje y pacto diabólico. Destaca
Judith Farberman que la ciudad de Salamanca dio el nombre a estas prácticas
ocultistas: “la ciudad universitaria, su mística cueva y sus estudiantes habían
atravesado el océano para llegar a una
remota aldea indígena de las fronteras del imperio español”. Entre los
personajes locales que intervenían en estos procesos se destacaban los “médicos
del monte”, especialistas terapéuticos, que también eran llamados adivinos,
yerbateros, “doctores”, “callahuayas de las yungas” y “médicos de encantos”.
Los médicos del monte, como los chamanes andinos y chaqueños de época más
remotas, poseían un poder de curar a las presuntas víctimas, ya sea por
negativa o fracaso del hechicero. (13) Farberman no resulta extraño que las
mujeres resultaran casi siempre identificadas como hechiceras más que los
hombres. (14)
Clemente Jerez y Calderón era cura de Guañagasta y Salavina en 1733 y en 1754
se desempeñó como cura y vicario de la reducción de vilelas denominada Vuela en
la doctrina de Salavina. Jerez y Calderón contribuyó a difundir la advocación
de la Virgen del Carmen en todo el territorio santiagueño, motivo por el cual
las autoridades del Cabildo de Santiago del Estero la proclamaron “nuestra
Abogada y Patrona” en asamblea pública del 11 de abril de 1760. La imagen de la
Virgen del Carmen fue donada por Jerez y Calderón a la Catedral de Santiago del
Estero, pero fue destruida en el terremoto de 1817. Nuestra Señora del Carmen
también fue entronizada como patrona de las villas de Salavina y de La Punta y
sus imágenes que datan de esa época todavía se veneran en estas localidades.
(15) El
padre Jerez observaba que los vilelas no progresaban ni en lo espiritual, ni en
lo material, pues mantenían supersticiones y se entregaban a la bebida. Aquejado
por numerosos problemas, entre ellos desazones y vejez, renunció el 14 de julio
de 1757 y aconsejó que se entregara la reducción a la Compañía de Jesús. Los
jesuitas encargaron su dirección al religioso santiagueño Martín Bravo,
acompañado del padre Pedro Ruiz, quienes entendieron la necesidad de unificar
las reducciones de Santiago del Estero con las del Chaco. (16)
Entre 1757 a 1810 –año en que murió-, José Gaspar Benavidez fue cura vicario
de la parroquia de Salavina y de Matará. Se hallaba postrado en
1757 por una parálisis crónica y se enteró de los milagros del Señor de Mailín
adonde viajó y recobró la salud. Agradecido mandó construir una capilla en
Mailín y para el cumplimiento de la promesa le acompañó el cura Mariano Ibarra. (17) María Antonia de Paz y Figueroa en su
peregrinación por el norte argentino en 1774, siguió el camino de Silípica, Loreto,
Atamisqui, Salavina y en la Cañada de San Ramón, dejó en casa del cura José
Ramón Alcorta la imagen del Divino Pastor. (18)
La creación del virreinato del Río de la Plata también trajo el
reordenamiento jurisdiccional santiagueño a cargo de jueces pedáneos en los
partidos de la Sierra, Sumampa, Oratorio, Salavina, Soconcho, Tuama, Matará,
Guañagasta, Remate, Maquijata y el Salado. En 1783 el coronel del Regimiento de
Salavina, Antonio del Castillo, fue facultado para reunir la población costera
al Salado para trabajar en este río a objeto de encauzarlo. (19) A fines del
siglo XVIII la población de Salavina se trasladó a la margen izquierda del río
Dulce. La antigua Salavina estaba ubicada en la margen derecha del río Dulce,
en un paraje anegadizo expuesto a inundaciones que causaban desastres
irreparables, esto motivó su cambio de ubicación. Varias familias, entre ellas
dos que vinieron del Perú con abundantes recursos económicos, emigraron a
Córdoba escapando de lo que llamaban el río “novelero”, por sus constantes
desviaciones y sus crecidas en las lluvias de verano. Sin embargo, quedó una
buena cantidad de vecinos con el que se formó la nueva villa que prosperó por
sus riquezas en ganado y terrenos de labranza. (20)
Siglo XIX
La única calle de la
villa era forzosamente el centro urbano y al mismo tiempo social y comercial de
Salavina. Entre los comerciantes más conocidos se hallaban Manuel Gregorio
Cavallero -quien arribó en 1805-, Baltasar Capdevila, Juan Regis Sosa, Cándido
Montes, Rey Medina, Polinar Cejas, Pastor Luna, Carmen Montenegro, Juvenal
Maguna, Robustiano Vieyra, José Zamudio, Pablo Lascano y el español Javier
María Feijóo. En 1807 la recepción de las alcabalas en los curatos de Salavina,
Mula Corral y Sumampa era realizada por Juan Pascual Sebeira. (21)
La diócesis de Salta del
Tucumán fue creada el 25 de mayo de 1807 por bula del Papa Pío VII, siendo nombrado
obispo Nicolás Videla del Pino. Carlos IV expidió el 17 de febrero de 1807 la
real cédula que fijaba la extensión del nuevo obispado: Salta, Jujuy, San
Miguel de Tucumán, Catamarca, Santiago del Estero, Tarija y San Ramón de la
Nueva Orán. Videla del Pino visitó la diócesis comenzando por Sumampa el 7 de
septiembre de 1808 y posteriormente por los curatos de Asingasta, Salavina, Río
Salado o Matará, Guañagasta, Soconcho, Loreto y Silípica. (22) Por este tiempo
el río Dulce cambió su recorrido y Salavina se quedó con escasa agua por lo que
se pensó en abandonarla otra vez. Se rogó a Nuestra Señora del Carmen para que
realizara un milagro y mientras tanto los habitantes se proveían de agua de
Yacumuyu un vasto depósito natural formado por las lluvias situado al naciente.
La laguna de Yacumuyu no se agotó ni siquiera en la sequía de 1847. (23)
Cuando se produjo la
Revolución de Mayo el cura de Salavina era Basilio Ibarra, tío y educador de
Juan Felipe Ibarra. El sacristán de la iglesia era Pascual Belisán quien se
retiró en edad avanzada en 1819. José de San Martín –según Ricardo Rojas-
habría pasado por Salavina en 1814, lo que es negado por Orestes Di Lullo quien
dice “no existe ninguna base documental”. (24) En el acta capitular del 14 de
marzo de 1816 se citó a los delegados de los siguientes curatos: 1) Rectoral;
2) Silípica; 3) Loreto; 4) Salavina; 5) Soconcho; 6) Matará; 7) Mula Corral, 8)
Guañagasta y 9) Copo. Entre los vecinos principales de Salavina que firmaron el
acta capitular de la elección de los presbíteros Pedro León Gallo y Pedro
Francisco de Uriarte el 4 de abril, se encontraban Tomás Antonio Castillo, Ambrosio
Contreras y Pedro Francisco Maldonado. (25)
Entre los personajes
famosos de Salavina se destacaron Francisco Javier Lascano, nacido en Córdoba
el 2 de diciembre de 1790, hijo de Hilario Andrés de Lascano y Usandivaras,
capitán de milicias en Santiago del Estero, casado en 1777 con Andrea del
Castillo y Hernández de León, hija del gobernador de armas, coronel Antonio del
Castillo. Su hermano mayor fue Benito Lascano, nacido en Salavina, rector del
Colegio de Montserrat y más tarde obispo de Córdoba. También Mercedes del Niño
Jesús Guerra, fundadora del Instituto de Hermanas Terciarias Franciscanas de la
Caridad, nació en Salavina en septiembre de 1817, hija del español Antonio
Guerra y de Inés Contreras. Privada de sus padres en su infancia, quedó al
cuidado de una hermana mayor y luego fue alumna del colegio de Huérfanas de
Córdoba. Asimismo, Pedro S. Barraza que becado para estudiar en el Colegio
Nacional, posteriormente llegó a ser gobernador de Santiago del Estero. (26)
Entre los vecinos de
Salavina que juraron la Constitución el 13 de junio de 1819 con la presencia
del ayudante mayor de la plaza de Santiago, Domingo Cainzo, se hallaban: Baltazar
Acosta, Félix Acosta, Manuel Argañarás, Tomás Antonio Castillo, Juan Cejas, Domingo
Costas, Francisco Hernández, Manuel Matías Galván, Ildefonso Gaya, Melchor
Herrera, Hermenegildo Herrera, Marcos Jerez, Matías Jerez, Juan Pablo
Montenegro, Ramón Montenegro, Pedro Nazarre, Climaco Palavecino, Ramón Antonio
de la Rosa y Eusebio Suárez. (27)
Juan Felipe Ibarra en
1836 sostuvo y defendió sus facultades derivadas del Real Patronato para
nombrar párroco de Salavina, en lugar del cura Francisco Flores que había sido
designado por el obispo José Agustín Molina. Ibarra no estaba facultado para
nombramientos eclesiásticos, pero eligió al dominico Manuel Cordón para el
curato de Salavina, quien sucedió a fray Mariano Horcajo. Señaló Ricardo Levene
que los decretos de 1837 y otros pusieron en evidencia el espíritu cada vez más
regalista de Juan Manuel de Rosas en el ejercicio del Patronato, pero
manteniendo los vínculos de “obediencia y respeto” al Papa. (28) En 1840 se
produjo una sublevación unitaria contra el gobernador Ibarra, liderada por el
juez Pedro Ignacio Unzaga, los Olaechea y Neitor, y los españoles José María
Libarona y Domingo Rodríguez. En la madrugada del 24 al 25 de septiembre se
pronunciaron contra Ibarra y asesinaron a su hermano Francisco A. Ibarra.
Rodríguez fue electo gobernador y le tomó juramento el juez Unzaga, entre
fervorosos aplausos y mueras al “tirano Ibarra”. Los sublevados fueron
derrotados al poco tiempo e Ibarra emprendió su persecución y castigo. Santiago
Herrera, asesino del hermano de Ibarra fue ajusticiado. Libarona y Unzaga
fueron confinados en el fortín del Bracho, donde el primero murió loco y el
segundo huyó. (29) Unzaga se presentó ante Ibarra en un estado lastimoso
solicitando indulto sin conseguirlo, siendo remitido el 16 de agosto de 1844,
al comandante de Salavina, Juan José Tévez, con la orden expresa de degollarlo.
En la noche del 23 de agosto, Unzaga fue velado en vida en la puerta de la
iglesia de Villa Salavina, recostado sobre un trapo negro entre cuatro velas,
en medio del terror de los pobladores que no pudieron dormir en toda la noche.
A la madrugada concluyó el velatorio y Unzaga fue conducido a la parte de atrás
de la iglesia donde fue obligado a cavar su propia tumba y poco después fue
degollado en medio de los clamores de los habitantes. (30)
El viajero inglés Tomás
Hutchinson realizó una expedición por el valle del Salado desde el 25 de
noviembre de 1862 hasta el 10 de marzo de 1863. Hutchinson dijo que desde San
Roque a Santiago había dos caminos “uno por el Carmen a Carabajal, por el cual
vamos, y el otro a la derecha por Abipones y pasando por el Fortín Esperanza,
encontrándose ambos en Salavina, como a veinticinco leguas de donde estamos
ahora”. Salavina fue descripta como una villa antigua con cuarenta o cincuenta
casas y algunos cientos de habitantes: “Su raquítica iglesia parece que a cada
minuto va a caerse, porque sus paredes están partidas, y ya no tienen sino unas
pocas varas de techo”. Después destacó que no había municipalidad ni jefe político
“siendo sus autoridades un comandante, un juez de paz y un comisario”. El
comandante era Domingo Contreras que residía en Santa Lucía a una legua del
pueblo donde pasó la noche. (31)
Por ley del 30 de junio
de 1863, el gobernador Manuel Taboada mandó delimitar los 17 departamentos santiagueños
y esto se cumplió el 9 de enero de 1864. El 25 de agosto de 1887, Salavina fue
dividida en distritos: Salavina, Taruca Pampa, Carrillos, Verón, Anga, Navarro,
Fuerte Esperanza, Guerra, Saladillo, Sabagasta, Bajada y Salinas. Respecto de
la educación y cultura en Salavina se produjeron notables avances en la segunda
mitad del siglo XIX. Se desempeñaba como maestro Mariano Silvetti, que a pesar
de la falta de recursos para la enseñanza, aceptó los sacrificios y penurias
con un sueldo de $ 20 por mes. Los Silvetti participaban política e
institucionalmente de la red de familias partidarias del “taboadismo”. Domingo
F. Sarmiento creó una biblioteca en Salavina entre 1868 y 1874, y su primer
presidente fue Clodomiro Luque. Pero dejó de funcionar en 1883, y se cerró la
casa donde se inauguró frente a la de Manuel del Castillo. (32)
La iglesia de Salavina
en el transcurso del siglo XIX estuvo expuesta a los ataques de los aborígenes
chaqueños. En 1871 su párroco era fray Ramón Fernández, quien estaba ordenando
el archivo, pero lamentablemente varios papeles y libros desaparecieron. Otra
capilla que pertenecía a la jurisdicción de Salavina era Taruca Pampa, donde se
rendía culto al Señor de la Paciencia. Según la tradición su imagen se habría
encontrado en las montañas catamarqueñas al naciente de su capital. En 1872 el
curato de Nuestra Señora del Carmen de Salavina tenía una población de 7.500
personas, según un informe del párroco Fernández. (33) En 1893 el visitador
padre Clodomiro Arce informó que el antiguo templo de Salavina estaba en
regular estado, pero se conservaba a pesar de su pobreza y no había ornamentos
para realizar la misa. También observó que la villa estaba destruida y su
población escaseaba. Su cura seguía siendo Ramón Fernández pero podía ser
atendida también por el cura de Atamisqui. El informe de Arce expresaba: “La
iglesia parroquial es un edificio muy antiguo; sin embargo se conserva en
regular estado; es sumamente pobre y nada tiene de alguna consideración”. Asimismo
afirmaba: “Tiene esta iglesia una casa parroquial casi en destrucción. Este
beneficio es el más pequeño de todos los curatos de la jurisdicción de
Santiago”. (34)
Orestes Di Lullo ha
recogido tradiciones locales sobre la vida religiosa de Salavina del siglo XIX
desde la voz de antiguos pobladores como don Absalón, viejo sacristán de la
iglesia: “Este pueblo es muy viejo…no estaba ubicado en este lugar. La Villa
Vieja se encontraba cuatro o cinco leguas más al sud. Fue trasladada en 1838”. Luego
se refirió a relatos sobre sacerdotes: “El cura D. Mariano Acosta predijo la
desaparición del pueblo y también que se secaría el río Utis…”. Añadió: “Cuentan
los viejos que a un cura Domínguez lo desnudaron y lo votaron para que se
fuera. Quién sabe si su maldición no pesa sobre el pueblo porque desde entonces
–sería el 75- empezó la decadencia”. Las fiestas religiosas en Salavina
tuvieron una gran importancia en el siglo XIX, tal como dijo don Absalón: “El
día de la Patrona, o sea de la Virgen del Carmen, se bailaba, después de la
misa, se corrían carreras, siendo los mantenedores de estos festejos los
síndicos que se elegían entre los encumbrados personajes”. Estas festividades,
aparte de la novena, duraban ocho días. Del mismo modo, el 8 de diciembre, con
motivo de la fiesta de la Purísima, “en que desde la madrugada comenzaba a
celebrarse con el disfraz de los indios, los cuales salían para llegar hasta el
altar corriendo desde 1 o 2 leguas, siendo recibidos a unos cuantos kilómetros
por el cura y el pueblo que los acompañaba hasta la adoración”. (35)
Notas:
* Sandro Olaza Pallero, abogado y
doctorando (Universidad de Buenos Aires). Docente de Historia del Derecho
(Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y Facultad de Ciencias
Jurídicas de la Universidad del Salvador). Miembro correspondiente por la
Provincia de Buenos Aires del Centro de Estudios Genealógicos y Heráldicos de
Santiago del Estero.
(1)
MARIO
ÁNGEL BASUALDO, Rasgos fundamentales de
los departamentos de Santiago del Estero. Un documento para su historia,
Santiago del Estero, Municipalidad de Santiago del Estero, 1981, vol. II, pp.
186-187. JUDITH FARBERMAN, “Migrantes y soldados. Los pueblos de indios de
Santiago del Estero en 1786 y 1813”, en Cuadernos
del Instituto Ravignani, núm. 4, Buenos Aires, Febrero de 1992, p. 8.
(2)
CAYETANO BRUNO, Historia de la Iglesia en la Argentina, Buenos Aires, Editorial Don
Bosco, 1966, vol. I, pp. 69-70. GUILLERMO FURLONG, Alonso Barzana S. J. y su Carta a Juan Sebastián (1594), Buenos
Aires, Ediciones Theoría, 1968, p. 83.
(3)
BRUNO, Historia de la Iglesia…, vol. I, p. 70.
FURLONG, Alonso Barzana…, p. 83.
(4) AMALIA GRAMAJO DE MARTÍNEZ MORENO
y HUGO N. MARTÍNEZ MORENO, Cruces
catequísticas de Santiago del Estero, Santiago del Estero, Ediciones V
Centenario, 2008, p. 7. BRUNO, Historia
de la Iglesia…, vol. I, pp. 325-326. ORESTES DI LULLO, Antecedentes biográficos santiagueños, Santiago del Estero,
Provincia de Santiago del Estero, 1948, p. 109.
(5) LUIS
C. ALÉN LASCANO, Los orígenes de Santiago
del Estero. Ensayos históricos, Santiago del Estero, Marcos Vizoso
Ediciones, 2006, pp. 49-51.
(6) MARÍA
MERCEDES TENTI, “Iglesia y sociedad en Santiago del Estero a principios del
siglo XX”, en Archivum XXVI, Buenos
Aires, 2007, p. 207. ORESTES DI LULLO, Caminos y derroteros históricos en Santiago del Estero, Santiago
del Estero, Fundación Cultural, 2010, p. 94. BASUALDO, Rasgos fundamentales…, p. 188. GRAMAJO DE MARTÍNEZ MORENO, “Los curatos en la organización
eclesiástica de Santiago del Estero. II Parte”, en Archivum XXVI, Buenos Aires, 2007, p. 248.
(7) AMALIA
GRAMAJO DE MARTÍNEZ MORENO, “Los
curatos en la organización eclesiástica de Santiago del Estero”, en Archivum XXIV, Buenos Aires, 2005, p.
44.
(8) Real cédula al obispo de Tucumán,
Madrid, 22-5-1675, en VÍCTOR
TAU ANZOÁTEGUI, Libros
registros-cedularios del Río de la Plata (1534-1717). Catálogo, Buenos
Aires, Instituto de Investigaciones de Historia del Derecho, 1987, vol. II, p.
161.
(9) Jacinto Maldonado de Saavedra fue capitán
y se casó en Santiago del Estero con Catalina Villarroel y Ugarte, nieta de
Juan Ramírez de Velazco y biznieta de Gerónimo Luis de Cabrera e hija del
sargento mayor Pedro Villarroel y Cabrera. Fueron padres de Josefa y Francisco.
Francisco de Maldonado era sargento mayor e hijo de Jacinto Maldonado de
Saavedra y de Catalina de Villarroel. Se casó con Andrea Ibáñez del Castrillo,
siendo padres de Catalina y Pedro. DI
LULLO, Antecedentes biográficos…, pp.
181 y 292. ALICIA I. SOSA DE ALIPPI, Registro de encomiendas en territorio
argentino siglo XVIII existentes en el Archivo General de Indias, Córdoba,
Centro de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Córdoba, 2007, pp. 95-97.
(10) Cosme del Campo Ibáñez nació a comienzos
del siglo XVII en Santiago del Estero, hijo de Cosme del Campo y de María
Ibáñez. Estudió en la Universidad de Córdoba, obteniendo el curato de
Lindongasta y posteriormente de Salavina. Dirigió el Colegio del Seminario de
Santiago del Estero desde el 21 de julio de 1689 hasta el 29 junio de 1699,
fecha en que el juez eclesiástico ordenó su clausura para abrirlo en Córdoba el
7 de octubre de 1700. DI
LULLO, Antecedentes biográficos…, p.
62.
(11) ALÉN
LASCANO, Luis C., Historia de Santiago
del Estero, Buenos Aires, Plus Ultra, 1992, pp. 112-113. TAU ANZOÁTEGUI, Libros registros-cedularios…, vol. III, pp. 13 y 62. HEBE LUZ ÁVILA, “Un desagravio para Juan Balumba”, en La
Fundación Cultural, núm. 48, Santiago del Estero, Septiembre de 2011, p.
34.
(12) GRAMAJO
DE MARTÍNEZ MORENO, “Los curatos
en la organización eclesiástica de Santiago del Estero. II Parte”, p. 246.
(13) JUDITH FARBERMAN, Las salamancas de Lorenza. Magia, hechicería y curanderismo en el
Tucumán colonial, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2005, pp. [145], 212, 213
y 237.
(14) Todavía en los tiempos de Juan Felipe
Ibarra y Manuel Taboada se perseguía a las brujas, castigándolas cruelmente en
el tradicional lugar denominado Culo Saca. JUDITH FARBERMAN, Magia, brujería y cultura popular. De la
Colonia al siglo XX, Buenos Aires, Sudamericana, 2010, pp. 21-23 y 122.
(15) DI
LULLO, Antecedentes biográficos…, p.
154. SILVIA PICCOLI DE BARRÓN, “Santos
patronos santiagueños”, en La Fundación
Cultural núm. 10, Santiago del Estero, Julio 2001, pp. 21-22. ALÉN LASCANO, Historia de Santiago del Estero, p. 153.
(16) SARA DÍAZ DE RAED, “Las reducciones:
Vilelas, Petacas y Abipones”, en La
Fundación Cultural, núm. 34, Santiago del Estero, Marzo 2008, pp. 34-35. ALÉN LASCANO, Historia de Santiago del Estero, p. 138.
(17) DI
LULLO, Antecedentes biográficos…, p. 47.
(18) Ídem,
p. 218.
(19) ALÉN
LASCANO, Historia de Santiago del Estero,
p. 160. DI LULLO, Antecedentes biográficos…, p. 74.
(20) PABLO LASCANO, “Juallo”, en Discursos y Artículos, Santiago del
Estero, Edición del autor, 1927, pp. 177-178.
(21) DI
LULLO, Antecedentes biográficos…, p. 75. ORESTES DI
LULLO, La agonía de los pueblos. Viejos pueblos, Santiago del Estero, Fundación
Cultural, 2010, pp. 80-81. DI LULLO, Antecedentes
biográficos…, p. 260.
(22) BRUNO,
Historia de la Iglesia…, vol. VII, p.
[171]. ALÉN LASCANO, Historia de Santiago
del Estero, pp. 197-200.
(23) LASCANO, “Juallo”, pp. 179-180. Yacumuyu
o agua redonda en quichua está a 1 km de la villa y ahí asentó su cuartel
militar en 1879 el coronel Octaviano Olascoaga con el regimiento 3 de línea
para defenderse contra los ataques de los indígenas chaqueños. DI LULLO,
La agonía de los pueblos…, p. 82. En Yacumuyu habita desde tiempos lejanos la
familia Castillo y uno de sus miembros, Andrés Castillo –hijo de Casimiro
Castillo-, ha encontrado restos de la fortificación realizada por Olascoaga.
(24) Basilio Ibarra era hijo de Simón de
Ibarra y María del Carmen Grillo Dora, siendo sus hermanos: Felipe, Matías,
Marcos, Dionisio, Agustina, Cayetano, Manuel Antonio y Juana María. En la
elección para diputado al Congreso de 1816, donde fue consagrado Pedro León Gallo,
Ibarra obtuvo dos votos. Pascual Belisán nació en 1739 y estaba casado con
Ignacia Jijena, fueron padres de Justa y Manuela. DI LULLO, Antecedentes biográficos…, pp.
46 y 137. Ricardo Rojas afirmó: “Pasó por Loreto, Atamisqui, Salavina, Oio de Agua, y entró por Río
Seco en la frontera de Córdoba”. RICARDO ROJAS, El Santo de la Espada, Buenos Aires, Editorial G. Kraft, 1961, p.
97. DI LULLO, Caminos y derroteros…, p. 126.
(25) GRAMAJO
DE MARTÍNEZ MORENO, “Los curatos
en la organización eclesiástica de Santiago del Estero. II Parte”, p. 246. Tomás Antonio Castillo fue elegido alcalde del partido de
Salavina el 4 de octubre de 1816. Ambrosio Contreras nació en Santiago del
Estero en 1763 y estaba casado con Pabla Rillo y fueron padres de: Encarnación,
Domingo, Regalado, Pascuala Bailón, Ramón y José. Diputado por Salavina en
1816, fue comandante de este partido en 1819 y suscribió el acta de juramento
de la Constitución en presencia de Domingo Cainzo enviado desde Santiago del
Estero. Pedro Francisco Maldonado, nacido en Santiago del Estero en 1776,
estaba casado con Francisca Acosta y fueron padres de Basilio, Hilario y
Consolación. DI
LULLO, Antecedentes biográficos…, pp. 75, 78 y 183.
(26)
BRUNO,
Historia de la Iglesia…, vol. VIII,
pp. [297]-306 y vol. XI, p. [532]. JULIO CÉSAR CASTIGLIONE y ELSA CASTILLO DE
GIMÉNEZ, Retrato de un siglo. Una visión
integral de Santiago del Estero desde 1898 en el centenario del diario El
Liberal, Santiago del Estero, Editorial El Liberal, 1998, p. 181. DI LULLO,
La agonía de los pueblos…, p. 87. La
Escuela n° 406 de Villa Salavina lleva el nombre “Sor Mercedes Guerra”.
(27) DI LULLO, Antecedentes
biográficos…, pp. 15, 27, 75, 84, 110, 115, 130, 133, 136, 154, 197, 198,
202 y 265.
(28)
ALÉN LASCANO, Historia de Santiago del
Estero, p. 315. Rosas en carta a Ibarra del 31 de mayo de 1837 le expresó
“no ha obrado usted con acierto” al disponer “por sí solo” el envío del padre
Cordón a Salavina. BRUNO, Historia de la
Iglesia…, vol. IX, pp. 406-410. RICARDO LEVENE, Historia del Derecho Argentino, Buenos Aires, Guillermo Kraft,
1956, t. IX, p. 239.
(29)
Pedro Ignacio Unzaga Argañarás era hijo de Lorenzo Unzaga y de Jacinta
Argañarás Gramajo. Fue designado por el gobernador Ibarra, juez de primera
instancia en lo civil, en reemplazo de de Baltazar Olaechea el 25 de julio de
1837. DI LULLO, Antecedentes biográficos…,
p. 281. ALÉN LASCANO, Historia de
Santiago del Estero, pp. 325-327.
(30)
ALFREDO GARGARO, Ibarra y la Coalición
del Norte, Santiago del Estero, Edición del autor, 1940, p. 125. DI LULLO, Antecedentes biográficos…, p. 274. ALÉN
LASCANO, Historia de Santiago del Estero,
p. 327.
(31)
Luis Varela traductor de este libro de Hutchinson aclaró que la iglesia de
Salavina fue refaccionada en 1865 durante el gobierno de Absalón Ibarra. THOMAS
J. HUTCHINSON, Buenos Aires y otras
provincias argentinas, Buenos Aires, Huarpes, 1945, pp. 23, y 209-215.
(32)
BASUALDO, Rasgos fundamentales…, p.
186. DOMINGO MAIDANA, “Maestros laicos en la escuela primaria. Escuelas de
primeras letras y maestros laicos desde 1810”, en Revista de la Junta de Estudios Históricos de Santiago del Estero,
núm. 2, Santiago del Estero, 1943, pp. 184-186. ROSSI, Espacios y relaciones de poder..., p. 78. DI LULLO, La agonía de los pueblos…, p. 87.
(33)
GRAMAJO
DE MARTÍNEZ MORENO, “Los curatos
en la organización eclesiástica de Santiago del Estero. II Parte”, p. 248.
BRUNO, Historia de la Iglesia…, vol.
XI, p. 233.
(34)
Ídem.
(35)
DI LULLO, La agonía de los pueblos…,
pp. 86-88.
Fuente:
Revista La
Fundación Cultural
n° 58, Santiago del Estero, Marzo de 2014, pp. 52-59.
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ResponderEliminarBuenas tardes, le agradezco el posteo de esta información, y que sea tan reciente! Desde hace un tiempo estoy buscando datos genealógicos y también información de contexto sobre Salavina y Santiago del Estero. Mi tatarabuela era de Santiago y es posible que de Salavina, de apellido Brabo, como su padre y su madre, Luján. Por este blog me he enterado de cosas que no sabía, como por ej. la sequia de 1847 o el alcance de los ataques de indios chaqueños. Mi familiar nació aprox en 1844 y se casó en Dolores, BsAs en 1862. Sus padres ya vivian en lo que es hoy General Guido, BsAs en ese momento. En fin, también veo que es posible que muchos registros se haya perdido...pero bueno, seguiré averiguando. Muchas gracias y felicitaciones. Martin
ResponderEliminarhola que mas se puede saber de Climaco Palavecino ? constituyente de Salavina en 1819..? gracias muy buena la reseña historica
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